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¿Qué se suponía que debería hacer?

Las palabras de Yoongi seguían constantemente dando vueltas una y otra vez en mi mente, lo único que quería era ayudar a Taehyung, hacerle bien... tal vez, ayudarlo a devolver la música a su vida.

¿Hasta que punto era correcto para mí inmiscuirme en su vida? ¿Qué era capaz de hacer para ayudarlo? Salí del auto solo unos segundos después de Yoongi, cerrando la puerta descuidadamente y dando zancadas hacia él.

-      ¡Hyung! – le grité. Aquel chico de cabello negro era mi mejor amigo, tantos años de peleas, pizzas, chicas, chicos, helados y padres enojados, eran la garantía de que podía confiar en sus palabras, además de que me ayudaría con lo que estaba por pedirle: - Ayúdame a ayudarlo – al escuchar mis palabras, quedo inmóvil, observándome cuidadosamente. – No quiero hacerle daño, es un chico extraordinario.

-      Hoseok... - empezó, pero le corté.

-      No,  escúchame. Taehyung es diferente, si tan solo pudieses conocerlo, te darías cuenta... que solamente necesita algo que nosotros podemos darle.

-      Hobi... – me llamó, poniendo su mano sobre mi hombro. – Si crees que es así de extraordinario, aquel pintor altamente disfuncional tuyo, te creo. Solo... promete una cosa.

-      ¿Qué?

-      No termines enamorándote de él. – sus palabras se sintieron como dos baldes de agua fría, dejándome sin palabras. Parpadee varias veces. – Te conozco, Jung. Eres increíblemente ingenuo, y no quiero tener que verte con el corazón roto... no otra vez.

Antes de que pudiera contestarle, el director de la banda de Jazz llamó a todos los músicos, alejando a Yoongi de mi lado, quien se fue a reunir con sus compañeros, ignorando el peso de sus palabras nuevamente.

No termines enamorándote de él.

No termines enamorándote de él.

-       No termines enamorándote de él. – repetí, mordiendo mi labio inferior mientras bajaba la mirada al suelo de granito del estacionamiento. – Hyung... es muy difícil.

La escuela de Artes era muy grande, jamás había estado antes en ella, pero era muy diferente a como la imaginaba. Era imponente, con recuadros en sus blancas paredes, los cuales parecían más caros de lo que podría imaginar, los colores eran totalmente opuestos al del centro donde estaba internado Taehyung, me pregunté si los extrañaba, a los matices amarillos en los barandales o aquel azul celeste de la pared frente a mí.

Los diferentes salones estaban repletos de ventanas y largas filas de mesas con material regado sobre toda su superficie. Otros, además, tenían grandes televisores y computadores, haciéndome cuestionar: ¿qué tipo de artista sería el chico que seguramente dormía ahora?. Jamás le pregunté por su arte.

-       ¿Y como vas ayudar a Taehyung desde aquí? – la pregunta de Yoongi me hizo dar un salto. Ambos caminábamos un poco alejados de toda la banda de Jazz, quienes se dirigían al último piso, en donde la fiesta se llevaba a cabo.

-       No lo sé. – respondí avergonzado. – Pensaba preguntarle a alguien por él... ¿sabes? Pero ni siquiera se por donde empezar. – Yoongi asintió, dándome un ligero guiñó.

La música cuando llegamos era una mezcla entre Pop y EDM, algo que hizo que la mayoría de los músicos presentes pusiéramos cara de pocos amigos, pero que la gente en la pista de baile parecía gozar.

-       Déjame presentarte a alguien, Hoseok. – Yoongi se acercó para que pudiera escucharlo, ya que seguramente los decibeles me dejarían sordo estando tan cerca de la bocina principal del evento. – Sígueme.

Yellow.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora