YoonGi tomaba una cerveza, a su lado estaba NamJoon, su mejor amigo y quien lo había presentado con HoSeok.
Su esposo jugaba en el jardín con sus pequeños mellizos y con los niños de Jin y NamJoon. El rubio preparaba un pastel en la cocina.
El oji-miel reía mientras balanceaba el columpio de JiSoo, la pequeña hija de NamJoon. Sus bebés estaban en la caja de arena jugando con el otro hijo de su amigo.
HoSeok voltea su mirada y le sonríe dulcemente, YoonGi le devuelve el gesto forzadamente. El semblante de HoSeok cae y sigue jugando con los niños.
--¿Cómo va todo, YoonGi?--pregunta su amigo palmeando su espalda.
--¿A qué te refieres con "todo"?
--A tu matrimonio... con la llegada de hijos cambia todo.
--Normal, como debe ser
--Un matrimonio no debe ser normal, YoonGi. Debe ser feliz, por ambas partes.
--Estamos bien, NamJoon.
--En los ojos de HoSeok se ve otra cosa.
--El brujo, te dicen.
--En serio, YoonGi.
--No es tu responsabilidad.
--Yo los presenté, no podría vivir sabiendo que uno de mis dos amigos es infeliz cuando yo hice que se conocieran.
--Bueno, estás totalmente errado... HoSeok nuca se ha quejado.
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Como cada lunes a las 8 de la mañana en punto, HoSeok salió de su casa a recoger el correo del buzón. Sus pantuflas se mojan un poco pues llovió la noche anterior, inhala feliz el olor del césped húmedo y tierra mojada. Saluda a su adolescente vecina, la chica ha cuidado de sus hijos algunas veces. La pelirroja le sonríe y alza su mano siguiendo su camino.
Cuando llega al buzón saca todos los sobres, está el recibo de la tarjeta de crédito. Unos sobres amarillos del trabajo de YoonGi, una carta de su madre y un sobre morado.
HoSeok frunce el ceño al leer su nombre en perfecta letra cursiva.
Camina dentro de su casa, sus hijos aún estaban durmiendo y empezaría a preparar su desayuno.
Se sienta en uno de los banquillos de la barrita de mármol verde y abre el sobre. El olor a violetas inunda su nariz y sonríe.
Te quiero de una forma tan especial que no hace falta ni verte ni tocarte para que mi cariño crezca... Sólo basta cerrar mis ojos y saber que existes.
Atte: tu amor secreto.
El ceño de HoSeok se frunce pero hay una hermosa sonrisa en su rostro, lee nuevamente la carta y da un salto cuando escucha un carraspeo.
Observa a su esposo parado con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
--¿Qué es eso y por qué huele tan mal aquí?
--No-no es nada--se apresura a decir guardando el sobre en su pantalón--es un perfume que compré hace poco.
--Primero tienes que ducharte--dice YoonGi caminado a la barrita--¿y el desayuno?
--Y-yo... uh... y-yo...
--Olvídalo, como algo fuera. Regreso a cenar.
HoSeok asiente esperando un beso que nunca llega, escucha la puerta cerrarse y el auto marcharse.
Saca de nuevo el sobre llevándolo a su nariz y sonriendo.
Nada, ni el mal genio de su esposo, borró la sonrisa de HoSeok en todo el día.
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