Más que siempre.

Capítulo 32

Carolina alzó una ceja mirando para mí, esperando a que le dijera algo y yo miré para Claudia que miraba por dónde se había ido Julia.

- ¿Nos vais a decir ya que hacíais ahí? – Claudia suspiró. – Lucía.

- Quería volver con Julia y lo único que hice fue cagarla más. Lucía solo me ayudó. – Respondió Clau.

- Chicas. – Nos giramos al escuchar la voz de un hombre. Era alto, bastante alto y muy fuerte. Se le notaban los músculos de los brazos debajo del uniforme blanco que llevaba. Era moreno con el pelo corto y lo suficientemente guapo como para que hasta a mí me lo pareciera. Se acercó a nosotras y se puso al lado de Valeria. - ¿Sabéis que le pasa a Julia? La acabo de ver por el pasillo casi llorando, se encerró en el baño y no me quiere abrir. – Vale y Carolina se miraron.

- Ahora vamos nosotras a ver si nos abre. Gracias por avisar, Mateo. – Le dijo Valeria. El chico le sonrió y se encogió de hombros.

- ¿Cuándo sepáis como está me podéis avisar?

- Claro, no te preocupes.

- Gracias. – Y después de eso se fue.

- ¿Ese era Mateo? – Las tres miramos a Claudia y Carolina asintió con la cabeza. – Joder, si es guapísimo. – Puse una mano en su hombro y se lo apreté suavemente.

- Nosotras vamos al baño a ver cómo está Julia.

Cuando se estaban yendo fui detrás de ellas y agarré a Carolina de la muñeca para que se girara.

- Carol, en serio ¿quién era ese hombre? – Soltó un suspiro.

- ¿En serio, Lucía? – La miré confundida.

- ¿Qué?

- Que estás celosa por una tontería.

- Pe- Me calló de un beso.

- Te amo. – Y se fue a junto de Vale que la esperaba un poco alejada de nosotras.

Volví a junto de Claudia que estaba sentada en una de las sillas de la sala de espera con la cabeza gacha, mirando al suelo y con los brazos apoyados en las rodillas. Me senté a su lado y le pasé la mano por la espalda.

- ¿Cómo estás? – Levantó la cabeza para mirarme.

- Ese tío es totalmente el prototipo de chico que le gusta. Joder, Lucía, que si a Julia le puede gustar algún hombre él es el perfecto. La perdí. – Dijo soltando un suspiro.

- Ey, ¿tan fácil te vas a rendir? ¿qué pasó ahí dentro?

- Al principio se volvió loca cuando me vio ahí, eso supongo que ya lo sabes – Asentí con una mueca en la cara. – Pero conseguí que se calmara un poco y que me escuchara. Le dije que la quería, que había cometido el puto peor error de mi vida, que quería volver a estar con ella y mil cosas más. Como no me decía nada se me ocurrió besarla, ya que estaba iba a ir a por todas. Al principio intentó separarse, pero acabó cediendo y el beso empezó a calentarse de más. Después abristeis la puerta.

- Bueno, ¿no crees que si te siguió el beso fue por algo? – Se encogió de hombros. – No te rindas, Clau. ¿Tú la quieres? – Asintió triste.

- Es el amor de mi vida, Lu. – Sonreí.

- Pues lucha por lo que quieres, amiga. No dejes que un guaperas de dos metros te la quite.

- ¿Crees que debería ir a ver cómo está?

- Creo que deberíamos ir a casa, por hoy ya tuvo suficiente. Si vas ahora vas a joder más las cosas. – Miró al suelo asintiendo.

Nos levantamos, pasé mi brazo por sus hombros y salimos del hospital. Claudia quería a Julia, eso me constaba desde el minuto uno que se conocieron, la quería a pesar de la cagada enorme que hizo y por eso sabía que lo iba a intentar, aunque el final fuera una hostia enorme contra la pared. No intentarlo ya era perderla por asegurado, intentarlo era por lo menos no arrepentirse toda la vida de no haber hecho nada.