Parte VI: Sexto Día.

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Cuando trato de girar su cuerpo, siento sobre él un peso y un calor.

Abrió lento los ojos para acostumbrarse a la luz del sol que ingresaba por la ventana y cuando enfocó su vista observó un cabello rubio intenso.
Con una sonrisa comenzó a hacerle cosquillas recibiendo pequeños suspiros y quejas.

.- déjame dormir Sasuke, hoy vienen las chicas a dormir y necesito estar presentable.-

Se giró ignorándolo.

.- vamos, juega conmigo un rato.- beso su cuello.- será divertido.

.- se te metió un niño dentro.- gruñó.- quiero dormir, déjame dormir.

.- Naruto juega conmigo.- pidió serio y detuvo las caricias.

.- acostúmbrate a no jugar.- bostezó.- eso querías.

Todos los actos ahora si se detuvieron, su mirada tranquila y juguetona cambió a una de terror.

.- pero pensé, que tú, te quedarías.- murmuró bajo captando su atención.

.- nunca dije eso, estar solo te hará bien.- sonrío y se levantó envuelto en unas sábanas.- iré a dormir a mi habitación.

Cuando salió de la habitación y cerró la puerta corrió hacia la suya trancando.
Su cama lo recibió entre lágrimas.

No quería dejarlo, ese idiota era su vida, pero también pensaba que si realmente lo necesitaba en ningún momento se hubiese planteado la idea de dejarlo, de estar solo.

Y eso era lo que lo obligaba a dejarlo partir, saber que nunca estar cómodo a su lado, saber que se aburrió de él.

Ya lo había decidido, mañana se cumpliría el séptimo día, mañana dejaría todo atrás.

Mañana lo dejaría ser libre.

Había pasado una hora cuando se levantó de su cama, había entrado a bañarse y se colocó ropa cómoda.

Se miró al espejo y suspiró.

Ya no tenía su brillo.

Camino hacia la puerta y al momento de abrirla apareció en su campo de visión le figura del azabache.

.- ¿Sasuke?.- preguntó preocupado al verlo envuelto en lágrimas y temblando de frío.- ¿hace cuanto estás aquí?.

.- desde que te fuiste de mi cama.- murmuró bajando la mirada.

.- ven, necesitas entrar en calor, y no puedes enfermar ahora.-

Lo cincho hasta sentarlo frente a la estufa donde la encendió.

.- te traeré algo caliente.-

Corrió hacia su habitación trayendo una manta.

.- envuélvete en esto, no quiero que tengas fiebre.-

.- no debes preocuparte por mi, a fin de cuentas mañana me quedaré solo.-

Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas.

.- no quiero que estés enfermo.- suspiró caminando hacia la cocina.

Al cabo de unos 10 minutos volvió con un té entre sus manos.

.- te traje esto, iba a traerte una chocolatada, pero tú las odias.-

.- ¿quien cuidará de mi cuando esté solo?.- preguntó recibiendo la taza.

.- ¿quien cuidó de ti cuando estabas solo?.-

Se sentó a su lado.

.- yo.-

Mi vida Where stories live. Discover now