ヾ❥ᴀɢᴏꜱᴛᴏ ʟᴜᴋᴀɴᴇᴛᴛᴇ

ⅅᗅℕℂℰ ᗯⅈᝨℍ ℳℰ

Día 8

Las luces de colores iluminabán el salón, la pista de bailé repleta de gente y parejas bailandó.

Y allí se encontrabá ella, sentadá en una mesa en una esquina del salón sola, mientras veía a los demas claramente divertirse.

¿Por que esta sola?

Simple. Su cita la dejo plantada, ella sabía muy bien que algo haci podría ocurrir.

Pero fue tan testaruda, al no preguntarle horas antes al joven si íba a asistír.

Ella sabía que desde el momento en que Adrien la había invitado, podría ocurrir algo.

La semana entera que había pasado, haciendo el vestido para el baile ahora la consideraba un desperdicio de tiempo ya que pudó haber trabajado en otras cosas.

Pero ahí se encontrabá, con un vestido, tacones, maquillaje y un peinado diferente. Que se había puesto solo para asistír a ese baile al cual se arrepentía de ir.

Oh. Si solo pudiera retroceder el tiempo y rechazar la invitación del joven.

El solo recordarlo le traía dolor de cabaza.

Desde el día que anunciaron que habría un baile, todos se preguntaron a quien invitaría Adrien Agreste, ya que nadie sabía que tipo de chica le gustabá al joven.

Días despues, en los que seguian haciendose la misma pregunta, se supo la respuesta.

Muchos se sorprendierón ya que nunca imaginarón, que invitaria a la franco-china.

Marinette, como el restó estaba sorprendida ya que nunca imaginó que el chico que le gustabá la invitaría.

¿Gustabá?

Si. Ella había superado su enamoramiento hacía el joven rubio, al darse cuenta de que era imposible una relación con el.

Pero para no quedar mal ante el rubio, aceptó.

Había pasadó una semana entera trabajando en un vestido para el baile, ya que ella no era de usar muchos vestidos.

Cuando el día del baile llegó, gran sorpresa que se llevó.

El oji-verde no podia asistir, ya que habían llegadó visitas importantes de Japón, para hacer negocios con su padre.

El problema no era esé, sino que ella estabá en la entrada del salón que habían rentadó para el baile.

Ella no hubiera entradó de no ser por Alya, quien la había convencido de que entrara ya se híba a divertir.

Grave error.

La supuesta diversión que tendría fue reemplazada por, aburrimiento.

Y es hací como llegamos, en donde comenzamos.

Irritadá por la situación en la que encontrabá, estabá dispuesta a irse, de no ser porque alguien tomó su manó y la saco a bailar sin su consentimiento.

Cuando se fijó, en la persona que la había arrastradó hasta la pista de baile, se sorprendío.

Esa persona era nada más ni nada menos que su nuevo amigo, Luka.

-¿Me consedería, este baile?-dijo extendiendo su mano en dirección a la joven.

-Con mucho, gusto-dijo dandole su mano.

Las luces bajarón, una canción lenta inundó el salón y parejas se acercabán a bailar al son de la música.

Ambos se colocarón en el centró de la pista de baile, y comenzarón a bailar de una manera lenta.

No había sido una mala noche, después de todo.

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