5. Seres de la oscuridad.

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Gruñí por lo alto, tomando con mayor fuerza de la necesaria mi muñeca y apresurándome a quitar el guante oscuro que siempre cubría mi mano izquierda.

Sentía que la cicatriz quemaba por dentro, como si de repente cada una de sus lineas se repitiera con acero caliente fluyendo por mi cuerpo. Solté un quejido, disipando el dolor que a pesar de que no era la primera vez que se presentaba, sí resultaba en su cúspide y, finamente, me puse en pie.

El sonido de la ducha resonaba en el pasillo y los pasos de Athan al fondo de las escaleras. Por lo que, asegurándome que ninguno lo notara, me aventuré camino abajo, para nada dispuesta a que sencillamente desapareciera.

Él había optado por permanecer luego de traerme del bosque. Podía sencillamente haberme dejado con Rai y haberse ido, así que no creía que solo deseara esquivarme por el resto de mi vida.

Deseaba confirmar algo, hablar algo. Lo veía en sus ojos, el problema era que de repente había optado por sacar un lado animal que no conocía.

¿Por qué un cambio tan repentino?

Recorrí el ultimo tramo, cogiendo la puerta antes de que se cerrara.

— ¡Athan! — Exclamé en un intento de que mi voz atravesara el sonido del torrencial aguacero.

Los arboles agitándose unos contra otros, los truenos cayendo, el agua densa y turbulenta ,y el viento con una voracidad impresionante creando la cereza del pastel, no lograron detenerme al momento en que corrí en medio de la calle, gritando por segunda vez su nombre y logrando que el encapuchado de manos en los bolsillos se detuviera en seco.

No podía verle bien en medio de las gotas, así que solo fue hasta que se dio la vuelta que noté se estaba riendo

Fruncí el ceño.

— ¿Qué te es tan gracioso?—Refunfuñé, abrazando mi cuerpo en medio del frió que empezaba a invadirme.

—Me estoy debatiendo entre el hecho de que puedas recordar mi nombre, pero por poco no recordaras lo que recién ocurrió y el hecho de que hayas salido despreocupadamente en medio de una tormenta eléctrica —pausó, esperando a que mis siguientes pasos acortaran nuestra distancia y nos evitaran el subir el tono de la voz —pero definitivamente me voy por la opción de que aun habiéndotelo advertido estés aquí.

—Tu actitud no es ninguna advertencia.

—¿Ah no? —cuestionó incrédulo, la luz de las farolas creaba una tenebrosa sombra sobre sus ojos gracias a la tela que cubría su cabeza. Miró a su alrededor como si fuese incapaz de concebir lo que decía —¿Qué quieres que te diga entonces? ¿Que si sigues entrometiendote podrías terminar peor que tus padres?

Sus palabras resultaron un golpe directo, provocando que mi tranquilidad se desvaneciera de inmediato.

Algo en mi sabía que no estaba hablando de la señora y el señor Devlin.

— ¿Qué quieres decir? — cuestioné en una voz que ni siquiera yo reconocí. El brillo había desaparecido para dejar algo más bien sombrío. Una sonrisa ladeada acompañó su ceño fruncido.

— Ahora sí lo comprendes—murmuró orgulloso — Bueno, entonces deberías dar media vuelta, volver a casa y dejarme hacer lo que deba.

Gruñí con algo de frustración, enjuagando mi cara con mi mano por unos segundos y luchando para que las gotas no cayeran en mis ojos.

—¡Pero si has sido tu quien comenzó todo esto! No tenía ni la menor idea de tu existencia hasta esta mañana, pero resulta que tu si te has empeñado por supervisar la mía por un buen tiempo. Si no te hubieses chocado conmigo en la universidad, o no me hubieses defendido esta tarde, si siquiera te hubieses mantenido al margen unas horas atrás, no tendrías por qué preocuparte si se me viene en voluntad seguirte o no.

MutableWhere stories live. Discover now