Capítulo 27 ☣ Newt

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—Es que sabes, un amigo siempre está ahí... y eso es bueno, no me malentiendas —intenté ser lo más claro que podía en ese momento aunque ella no estuviera entendiendo nada—. Pero ser "el amigo" está bien si sólo se trata de un montón de larchos, no contigo, no cuando sientes dentro de ti cosas que nunca habías sentido —apreté su mano; aún no quería soltarla y ella no se resistía—. Ser amigo de alguien a quien quieres ver las 24 horas del día, de quien es indispensable para ti tener a tu lado sin importar que el mundo se esté cayendo a pedazos... No sé cómo es el sistema afuera, pero yo creo que las cosas no funcionan así. Soy amigo de Minho, de Alby, de Chuck, incluso, podría ser amigo de Thomas, pero no me siento igual contigo.

—Newt... —ella susurró.

—Me gustas, Zora. Sé que existe una gran posibilidad de que tú no sientas lo mismo que yo, pero también puede haber una minúscula oportunidad. Decidí que no me importan los riesgos. Me estoy arriesgando porque lo que siento es algo que no puedo ocultar más. Tú tienes la última palabra.

—Newt... Yo... Necesito tiempo para asimilar esto. Es que... No sé si sea el lugar indicado para un romance... además, todos los demás... no sé si pueda sentirme cómoda al respecto.

—¿Todos los demás? ¡Qué importan los demás! Tú me gustas... a mí. No importan los demás.

Solté su mano y tomé su rostro, me acerqué a ella lentamente, no sabía lo que hacía pero aun así me llené de valor para darle un beso. Fue corto; apenas sentí el roce de nuestros labios mi corazón se desbocó como un loco. Ella miraba mis ojos, los suyos brillaban con un brillo especial bajo esta luz, lucía un poco tímida, de repente la chica fuerte parecía ser vulnerable.

—Y si... y si las cosas no funcionan Newt, ¿y si todo se trastorna por nuestra culpa?

—¿Qué sientes por mí?

—No... No estoy segura de lo que siento —no pude evitarlo y le di un segundo beso, esta vez por más tiempo.

—¿Quieres intentarlo? —le pregunté al separar nuestros labios, a escasos centímetros. Aún podía sentir su respiración agitada, al igual que la mía.

Sin decir nada se refugió entre mis brazos, la abracé; estar así con ella era todo lo que había querido desde que la vi por primera vez. Ella se aferró a mi espalda, eso me hacía feliz, sentía su calor, sus manos, su corazón. Mi vida empezaba a tener sentido.

Entonces ella susurró algo muy bajo que no pude entender, le pedí que lo dijera una vez más para poder comprenderla.

—Dije que , que sí quiero intentarlo —y esta vez fue ella quien me robó un beso. No podía creer lo feliz que era con una sola sílaba. Mi mundo pudo haberse derrumbado pero no, estaba más feliz que nunca. Permanecimos un rato más allí juntos hasta que los primeros rayos del sol se asomaron por el Este.

Vimos a Alby dando sus típicas rondas matutinas, pero un detalle era inusual ese día: llevaba una mochila. Él nunca llevaba mochila ya que no era necesario estando dentro del Área, esa era una costumbre exclusiva de los Corredores. Nos acercamos a él, que en ese momento aguardaba recostado de uno de los muros.

—¡Hey Alby!

—¡Vaya! Hasta que por fin apareces. No entiendo cómo tantos larchos pueden perderse en este lugar si se supone que estamos encerrados.

—Lo siento, ¿estuviste buscándome?

—La verdad no, sólo en tu hamaca... Pero hay algo que me falta entender —dijo apuntándonos con el dedo, ya que Zora rodeaba mi brazo con el suyo—. No me digas que...

—Sí —le respondí intentando contener una inmensa sonrisa que se escapaba de mis labios.

—¡Vaya!... Pues los felicito, en verdad me alegra. Pero ahora, par de enamorados, cambiando un poco de tema, necesito que hagan algo y es muy importante. No estoy cargando esta mochila porque me vaya de excursión con las abejas del panal de Zart, sino que entraré al laberinto con Minho. Detendremos por hoy a todos los corredores, excepto a él. Quiero ver lo del penitente por mí mismo.

—¿No crees que es peligroso? Yo podría ayudar, también conozco esa zona del laberinto —respondió Zora cruzándose de brazos.

—No, Minho no quiere que vayas. Ya lo hablamos. Ningún otro corredor entrará hoy al laberinto.

—Pero, ¿dónde está Minho? Necesito hablar con él —ella insistió. Parecía bastante ofendida por esa decisión que la descartaba por completo sin consideración alguna.

—Debe estar por venir, pero no insistas. El trabajo de ustedes será mantener el orden aquí. Todos pueden seguir con sus labores con total normalidad y los demás corredores, tú incluida, podrán ayudar en cualquiera de los otros trabajos que deseen dentro del Área. Por hoy les concederé ese privilegio.

—No me parece justo, quiero ir con ustedes.

—Pues justo o no, no vendrás con nosotros —dijo Minho acercándose por un costado—. No es seguro, Zora, no sabemos qué podemos esperar, y lo sabes.

—Minho tiene toda la razón, Zora.

—Bien, bien, lo que digan.

Escuchamos el sonido de los muros, era la hora de que se abrieran. Alby aseguró que volverían antes del mediodía y ambos entraron al laberinto. Nosotros nos alejamos de los muros en dirección a la finca, los demás habitantes empezaban a caminar por el Área. Los corredores fueron los primeros en salir, estaban acostumbrados a madrugar.

Al vernos se acercaron para preguntar si debían hacer algo especial, ya que Alby les había comentado que ninguno podía entrar al laberinto. Les aseguramos que todo estaría bien, que eran sólo medidas preventivas para guardar la seguridad de todos, que pronto todo se restablecería. La mayoría de los corredores decidió ir con los constructores, se consideraban a sí mismos fuertes y capaces para esa labor y era cierto. Todos exceptuando a Zora quien decidió volver conmigo a los jardines, y a otros dos que se fueron con los carniceros.

Con Minho y Alby

—¿Crees que siga ahí? —preguntó Alby.

—Ya lo veremos —respondió desapareciendo tras una de las esquinas del laberinto.

—Oye Minho, pienso que quizás no sea el momento más apropiado para esto pero necesito saber algo.

—Suéltalo —dijo ralentizando el paso.

—¿Qué sientes por la novata?

—¿Yo? Compromiso... afecto quizás.

—Eso diría el chico rudo, pero ¿qué dice el Minho más honesto consigo mismo?

—No entiendo a qué viene todo esto.

—Sólo quiero saber.

—Ay por favor, Alby, no estamos para amores. ¿Entiendes? No tengo tiempo para eso. Vamos camino a ver un penitente, ¿crees que sea el momento?

—Por supuesto que no, pero en ese caso no te importará saber que ella y Newt tienen algo —Minho se detuvo en seco—. Espero que esa expresión de sorpresa se deba a que ni siquiera habías notado algo entre ellos, y no a otra cosa, ¿verdad?

—Sólo intento recordar el camino por donde estaba el miertero penitente —dijo volviendo a ponerse en marcha pero esta vez corrió con mayor velocidad mientras Alby lo seguía de cerca.

☢️ ☢️ ☢️ ¡Que la llamarada se siga extendiendo! ☢️ ☢️ ☢️

|| CRUEL ES BUENO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora