Capítulo 5 (Maratón II)

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(POV JARA)

Me miré en el espejo. Ese vestido color purpura me quedaba bastante bien, y el pelo me lo había recogido en un moño bastante sencillo, no me gustaba ir muy recargada a los eventos eso era chabacano según mi abuelo.

Desde aquel día en el jardín no había vuelto a saber de Taran, el amigo de Héctor, y desde ese día tampoco había conseguido dormir más de dos horas seguidas sin soñar con él. Algunas veces eran pesadillas, otras sin embargo eran más bien sueños en los que ambos estábamos sentados en un bosque mirándonos, sin decirnos nada, solo dejando que el tiempo pasará hasta que de repente sus ojos se enfurecían y se marchaba.

Hoy era la comida en hornor al hijo de Hada y Héctor, hacia sol, todo muy bonito, mi madre al ser la madrina del bebé debía estar allí antes. Yo estaba nerviosa porque sabía que el padrino de Ulisse eraTaran, pero no sabía si asistiría. Nunca lo había visto en ningún evento público de la familia, ni siquiera cuando Héctor se casó. Si no venía le sería bueno para mi estómago que no me dejaba ni un segundo en paz a causa de los nervios.

Tocaron la puerta de mi habitación haciendo que saliera por fin de ese cúmulo de pensamientos. Era mi padre.

—Jara, ¿estás lista? Tu madre nos va a matar lleva casi cuarenta y cinco minutos esperándonos. —Asentí y me dirigí junto a mi padre a la calle.

Podía estar en malos términos con mis padres ahora, pero si algo me gustaba de ellos es que no eran la pareja convencional. En casa mandaba mi madre, ella era quien repartía tareas, ella era quien echaba las broncas. En mi familia nunca había pasado lo típico de que mi padre nos tuviera que esperar mil años para que estuviéramos listas, de hecho, como había pasado esta vez solía ser mi madre la que estaba lista bastante antes que nosotros.

Debía reconocer que si estaba enfadada con ellos es porque estaba celosa por el nuevo bebé. Siempre había sido la única y me tenían bastante consentida para que engañarnos, pero veía a mi hermano como una amenaza, estúpido lo sé.

El trayecto a la casa Gotti se me hizo muy corto ya que vivíamos a unos diez minutos en coche, mi abuelo no hubiese permitido otra cosa, bastante le costaba soportar que no viviéramos en la casa familiar.

Llegamos y con los primeros que nos reunimos fue con mis abuelos. Mi abuelo estaba malhumorado, creo que por algo de mi tío Dante que inesperadamente estaba un poco más alejado, pero había venido. Me quedé mirándolos a los dos, eran bastante parecidos y ambos estaban con el mismo humor por lo que parecía.

Nos adelantamos.

—Has decidido aparecer. —le dijo mi madre a mi tío.

—Qué remedio... no me puede perder ver a los niños pequeños de la familia, les dura tan poco ese aire de ingenuidad.

Nos dirigimos hacia la zona de las comidas de la familia.

Cuando entramos ya estaban todos prácticamente allí, incluido Camilo que llegaba a todos sitios tarde.  Mi madre nos fulminó con la mirada a ver eso. Entonces miré al frente evitandola y vi que allí ya estaba ÉL. No podía ser, comencé a respirar a más velocidad, sentía que me faltaba el aire. Cuando se giró para ver quien había entrado pareció que se daba la vuelta sin interés, pero pude ver como se detuvo un segundo más en mí y su mirada de advertencia. En ese momento fue cuando me falto el aire del todo y me recordé mentalmente que debía respirar.

—¿Estás bien cariño? —me preguntó mi padre agarrándome del brazo. —Estás pálida.

Me quedé mirándolo durante unos segundos intentando procesar la información y recuperarme. Le sonreí como si nada.

Saga Familia Gotti 6:  En tu mirada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora