Capítulo 15

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(POV JARA)

Me quedé horrorizada con el mensaje que había escrito en el espejo.

"Zorra. Él es mío."

Comencé a respirar con dificultad. Estaba asustada. ¿Quién había escrito eso? Entonces me di la vuelta dispuesta a salir del baño cuando la vi.

Estaba sentada en la cama, fumaba tabaco barato que dejaba un pestazo horrible en la habitación, no era como lo que fumábamos yo o nadie de mi familia.

Era una mujer rubia teñida. No era italiana, o al menos no sus genes. Iba vestida con un sugerente vestido negro, corto y ceñido que resaltaba a la perfección todas sus curvas. Rondaría los cincuenta, pero aparentaba mucho menos.

—¿Quién eres tú y qué estás haciendo aquí? —Le dije. Ella ni siquiera mi miró, me trataba como a algo insignificante, algo a lo que desde luego yo no estaba acostumbrada.

Soltó el humo nuevamente, y se puso a reír a carcajadas como la loca que era.

—Soy la única mujer de Taran.

Tragué saliva, tenía acento brasileño. ¿Taran estaba casado? Mientras pensaba a toda velocidad en cualquier indicio que me hiciese pensar que así era ella giró su rostro hacia mi. Lancé un grito horrorizada por lo que estaba viendo.

La mujer tenía un corte en el cuello por el que manaba la sangre a borbotones manchando el suelo en un charco. La mujer no se movía y yo respiraba muy deprisa, sin pensarlo un segundo dejé caer el cuchillo que aún tenía en la mano y me eché a correr escaleras abajo. Tenía que salir de allí, mi mente estaba en blanco.

Llegaba a la puerta de entrada, aún podía escuchar la risa chirriante de esa mujer. Pegué un tirón a la puerta abriéndola. Casi grité cuando una enorme figura dio un paso hacia el frente empujándome un poco hacia dentro de la casa. Pero antes de comenzar a gritar como una histérica pude ver que se trataba de Héctor y Taran a quienes me quedé mirando con la cara totalmente desencajada.

Nos quedamos mirándonos los tres durante unos segundos hasta que Taran al fin habló.

—¿Te encuentras bien Jara? —¿Se lo contaba o no?

Entonces parece ser que mi cerebro comenzó a pensar con normalidad. ¿Qué coño hacía una tía partiendose el culo de la risa en la habitación mientras se desangraba por el cuello? Era un puto fantasma, mierda.

No podía contárselo, sino ambos pensarían que estaba loca y me mandarían a un manicomio.

—Eh... sí. Perfectamente, solo necesitaba algo de aire. —Intenté sonreír, pero me salió fatal. Ambos enarcaron la misma ceja a la vez, joder que mal royo.

—¿Y por qué gritabas? —me dijo.

—Porque... había una cucaracha arriba. Y me dan mucho miedo. Imaginate que echa a volar. —Estaba quedando como una cría de mierda, pero prefería eso a quedar como una psicótica.

Héctor me miró y tras suspirar le entregó las llaves a Taran.

—Yo mejor me voy. Os dejo con el ataque de la cucaracha. —y sin decir nada más se metió al coche y se largó de allí.

Taran entro a casa conmigo y fue hasta el sofá. ESE sofá donde empezó todo la pasada noche. Mi ropa aún estaba tirada por el suelo, me sonrojé al ver que él también la miraba.

—Te dije que esto no era necesario.

—Y yo te dije que vendría durante unos días. —repliqué. Él suspiró rodando los ojos.

Saga Familia Gotti 6:  En tu mirada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora