la curiosidad matara al gato

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Al día siguiente, tras haber comprado unas cuantas velas para la estética de la buhardilla, Yoongi subió y replanteó dónde podría colocar el libro que perturbaba el orden impuesto.

Tras variar su posición distintas veces sin obtener resultados satisfactorios, lo dejó sobre la mesa y se fijó en una grieta que había surgido tras la estantería ayer movida.

Frunció el ceño y volvió a apartarla, dejando al descubierto una gran cantidad de grietas que sobresalían por la pared desde la puerta.

—Jodida pared —maldijo en voz alta tras analizarlo. Definitivamente le saldría caro arreglar eso.

Se aproximó un poco más, pero un ruido a su espalda le hizo voltearse. El libro se había abierto.

Antes de llegar a la mesa, el teléfono de la planta de abajo sonó y fue a responder, olvidando el libro, la pared y la estantería por el resto del día.

En la noche, tras regresar de la panadería en la que trabajaba volvió a subir para buscar quién sabía qué, encontrándose el panorama abandonado de aquella mañana.

De nuevo las campanadas sonaban, rodó los ojos y echó un vistazo al libro que había quedado abierto.

La página indicaba que dentro de la sala había un lugar específico para colocar unas cuantas velas, también qué gestos se debían hacer para abrir la puertecita redonda que descansaba en el centro.

Chasqueó su lengua, incrédulo. Entró a esa sala, seguro de que esa puerta era tonta y probablemente con un par de tirones lograría abrirla, eso intentó pero no ocurrió nada.

Tiró y tiró, de pie, de costado, con ambas manos, pero nada.

Finalmente, tras sentir la comezón de la curiosidad acariciar su nuca, cogió las velas, el libro y se adentró de nuevo.

Colocó todo siguiendo las indicaciones, poco a poco, giró la puerta para los lados que debía con una lentitud dolorosa.

Para su sorpresa, la puerta se abrió, dejando salir un frío infernal del interior.

Detrás de él, la puerta que daba paso a esa habitación se cerró.

—¡No! —gritó desesperado.

Corrió hacia ella y trató de abrirla por todos los medios. La golpeó, trató de usar su propio peso pero no lo consiguió, como si algo al otro lado hiciera fuerza para evitar que saliera.

Tomó aire y exhaló, temiendo por su vida si se quedaba atrapado en aquella sala que técnicamente no existía.

—Piensa, Yoongi, piensa... —Recorría la sala a paso rápido, asustado, pero tratando de mantener su respiración bajo control—. Cuando se cierra una puerta... Se abre una ventana —dijo para sí.

Se acercó al centro de la sala y colocó las velas en los lugares que había indicado el libro, se sentó en uno de los extremos y copió los gestos del libro a la par que susurraba las palabras.

Procedió entonces a tirar de la puerta redonda con calma, y para su suerte, esta se abrió sin dificultad alguna.

La oscuridad del interior le inquietó, pero si la puerta que daba a su hogar estaba bloqueada, no tenía otra opción más que no fuera tirarse por el agujero.

Y eso hizo.

n/a:
como veis, los capítulos son exageradamente cortitos pero van cargaditos de mensajes, jeje

mala suerte  ©yoongguk。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora