para querer morir por ello

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Caminaron y durmieron, durmieron y caminaron.

Las conversaciones entre Jeongguk y Yoongi se alargaban gustosamente y la amistad se estrechó entre ellos en el periodo de tiempo que coincidieron.

Ambos se contaban cosas sobre los mundos a los que pertenecían, ambos descubrían que la vida que conocía tenía ciertos privilegios que el otro jamás disfrutaría.

Los árboles a su alrededor comenzaban a oscurecerse, dejaban atrás aquel tono beige que los caracterizaba y cada vez se asemejaban más al ébano.

—No estamos lejos —le informó Jeongguk, tan diligente como siempre.

A sus espaldas, se oían cada vez más cerca los quejidos de alguna otra criatura que habitara aquel bosque, hogar de Jeongguk.

—Quizá también busca el pozo —El rostro de Jeongguk era inexpresivo—. Lástima que solo yo sé llegar a él.

—¿Y podré pedir un deseo allí?

—Sí. Solo uno.

—¿Tú ya pediste uno? —La curiosidad de Yoongi manaba de él de tal manera que casi podía condensarse a su alrededor.

—Yo no nunca he querido pedir deseos —respondió este.

Caminaron, los árboles se tiñeron del más puro negro pero no por ello se detuvieron. El cansancio no parecía tener lugar en aquel bosque paradisíaco.

Más pronto que tarde, por la mañana de un día cualquiera en el bosque, alcanzaron el pozo.

Este era exactamente eso, un pozo de tamaño grande, hecho de piedra que, sorprendentemente no era negra. El sol en aquel lugar parecía teñir todo lo que alcanzaba de dorado.

—Este es el pozo de los deseos —explicó Jeongguk.

—¿Con qué pido el deseo? —preguntó Yoongi, dándose cuenta de que consigo no tenía ninguna moneda u ofrenda para el pozo.

—Con el corazón.

Yoongi miró el pozo con ojos temerosos y se acercó al borde.

—Susúrrale el deseo de corazón. Adiós.

La voz de Jeongguk se había tornado seca y fría.

Yoongi se acercó a él y lo abrazó antes de posar sus labios sobre los suyos.

—Un beso —musitó Jeongguk, que había aprendido lo que eran unas horas atrás.

—Gracias.

Yoongi se separó de él sin pensarlo dos veces, se asomó al negro pozo y susurró su deseo.

En un primer momento, no occurió nada. No obstante, con el pasar de los segundos, una brisa se levantó y comenzó a tirar de Yoongi, que con los ojos demostrando su miedo, le tendió la mano a Jeongguk.

El viento tiró más y más de él hasta que pudo llevárselo y lo introdujo en el pozo.

Envuelto en aquella oscuridad, su mente repetía una y otra vez el rostro de Jeongguk, con sus ojos anegados en lágrimas y el mohín de disgusto en sus labios.
Después de todo, Yoongi era un egoísta.

Min Yoongi abrió los ojos de repente.

La clara luz del día lo cegó momentáneamente y le causó dolor en las sienes. Se las frotó arduamente hasta que logró acostumbrarse al brillo de la sala donde estaba.

—¿Cómo te encuentras, Yoongi? —le preguntó una voz que creía recordar.

—¿Qué ha pasado?

—Estabas en coma, acabas de despertar. Voy a avisar a los médicos —le informó el joven que se encontraba al lado de su camilla.

—Jimin —musitó entonces Yoongi, reconociéndolo.

—Reposa, ahora vendrán a verte.

Yoongi quiso llorar, no supo exactamente por qué.

—Por cierto, ¿qué tal está Jeongguk?

n/a:
¡Y este es el último capítulo! Quizá algún día la reedite y la haga más extensa, pero por ahora, así se queda.
La verdad es que la idea de este proyecto me encantaba y nació de la canción Thelema de Øfdream, por si quieren escucharla. Desde 2019 que esto se quedó abandonado en mis borradores y una noche decidí ponerme a escribirlo para sacármelo de encima más que nada y no verlo como una historia más que nunca publiqué.

Espeor que os haya gustado, los votos y los comentarios son bienvenidísimos<3

Si os ha gustado y queréis leer más, en mi perfil tengo otra historia corta (taegguk) y una novela que he empezado a escribir este año. 🥰

mala suerte  ©yoongguk。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora