Capítulo XVII: INQUIETUDES

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Glen sentía el cuerpo agarrotado. No tenía reloj ni forma de saber el paso del tiempo, pero estaba segura de que habían pasado horas, su cuerpo podía decirlo. Habían corrido por largo rato y luego solo caminado. Glen no tenía ni idea de hacia donde se dirigía Bastiaan y por un instante tampoco le importaba. Seguía en shock, asustada y confundida. Hasta que por fin, con la luna muy alta en el cielo, Bastiaan había decidido descansar.

Se sentaron en el suelo de tierra, al cobijo de un árbol y Glen tiritaba de frío, por suerte llevaba su chaqueta marrón. Se la había cerrado hasta arriba pero no era suficiente. Bastiaan sacó un encendedor de su mochila, encendió una llama y la acunó entre sus manos, desechando luego el encendedor dentro de su mochila, acercó la llamita a Glen.

-Junta tus manos cerca. Te dará un poco de calor. -Glen obedeció, sus manos temblaban, pero lo hacía más que solo por el frío; era presa del miedo.

-¿Qué está pasando? -Bastiaan no la miró, observaba la llama que bailaba entre las manos de ambos.

-No lo sé con certeza, pero algo de eso se hablaba en la red-base. Habían rumores de una rebelión, solo que no se sabía dónde atacaría.

-¿Rebelión? ¿Contra la Tierra?

-No, contra La Hermandad. -El miedo comenzaba a irse, y la ira tomaba el lugar en el corazón de Glen.

-¿Qué tiene que ver la Tierra en todo esto?

-No lo sé, Glen. Eran rumores. Al parecer en el planeta de los Eidans ha surgido un líder, alguien que quiere derrocar a La Hermandad. ¿Por qué atacó la Tierra en vez de Sueño el lugar hogar de La Hermandad? No se sabe, ni siquiera se sabe quién está detrás de todo esto. En la red-base solo había rumores.

-¿Por eso los enviaron a ustedes aquí? -Bastiaan asintió, pero no dijo nada más-. ¿Hacia dónde vamos?

-Un refugio.

-¿Refugio?

-Sí, fue una medida de seguridad. La gente de la Tierra está toda concentrada. Así que fue idea del Teniente Gaar, por si llegaba a suceder, bueno... lo que sucedió. Así podríamos llevar a los civiles a estos lugares y ocultarlos de los Eidans. Solo los soldados Fuego sabemos dónde están. -Una esperanza creció en el pecho de Glen.

-¿O sea que los soldados están ayudando la gente de Talamh y la que había en la plaza? -Bastiaan asintió-. ¿Es posible que mi tía este yendo a unos de esos refugios? -Bastiaan no contestó de inmediato, pero asintió, para luego decir.

-Deberías dormir un rato. Nos espera un largo camino.

Glen aceptó. Porque su cuerpo gritaba de cansancio y porque tenía esperanzas. Su tía, Kaya, los Shumek. Quizás todos estaban siendo custodiados por soldados Fuego hacia uno de esos refugios de los que hablaba Bastiaan. Sí, seguro. Se durmió de inmediato, pero fue un sueño inquieto.

 Se durmió de inmediato, pero fue un sueño inquieto

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Voluntad de Tierra [Razas #1]Where stories live. Discover now