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—Me alegra mucho que nos acompañe esta noche, profesor Styles. Es realmente un placer compartir con usted esta velada.

Mi madre parece estar realmente emocionada con la presencia del hombre en nuestra casa. Por mi lado, estoy nerviosa, demasiado nerviosa y realmente incómoda. Como ya es sabido, su presencia, el solo tenerlo al lado, hace que mi sistema se ponga tan sensible, y que solo quiera huir para no sentirme así. Su efecto en mi, era desestabilizante y me daba miedo tener esa sensación porque no sabría como reaccionar y menos estando frente a mis padres. 

Desde que empece las clases con el profesor Styles, mi vida ... sin ser exagerada, cambio. Él era eso que a veces me motivaba, me hacia sentir que era parte de algo y que no solo estaba existiendo y respirando porque me tocaba, él me daba razones para vivir. Con su manera de ser tan sencilla y humilde, me hacia ver en las cosas más insignificantes, cosas que la mayoría de veces pasaban desapercibidas pero que si se trataban con calma y detenimiento, provocaban un gran disfrute. Él era bueno para hacer las cosas difíciles, fáciles y es que sin duda, tenia un don para la enseñanza.

El señor Styles desde que lo conocí, siempre fue un hombre recto e integro. Jamás hizo algo que pudiera hacerme sentir inconforme o que dudara acerca de su profesionalismo. Siempre fue caballeroso, gentil y amable. Buscando resaltar siempre lo bueno y animándome a aprender de los errores. Era perfecto, para mi lo era. Ademas de su físico, que era un complemento a su ya, maravillosa personalidad. Sus ojos, lo que más me gustaba de él. Esos orbes verdes, brillantes, cautivadores.  Sus labios, rosados y finos. Su cabello, su nariz. Todo él. Su piel, sus grandes manos ... y sus tatuajes, que alguna vez por camisas blancas que usaba salían a la luz.

Con el tiempo, simplemente me fui perdiendo, me fui enamorando de todo lo que era él. Primero, me gusto su personalidad, lo que era como ser humano. Noble, cariñoso, amable. Tenia una frase en su casa que siempre recordaba: Treat people with kindness. Trata a la gente con amabilidad. Y eso siempre lo ponía en practica. 

Estaba enamorada de mi profesor, del señor Styles.

Dentro de mi, sabia que era imposible que algo sucediera entre los dos ... era una utopía. Él estaba fuera de mi alcance y yo del suyo. Él era mayor, casi diez años mayor y yo solo era su alumna, una chica más. 

Lo que yo quería era imposible y prohibido; pero eso no me impedía imaginarlo ... imaginarnos. Los sueños y la imaginación eran mi escape, donde todo era posible, donde él y yo, si podíamos ser algo más, donde yo le decía todo lo que sentía y él me correspondía.

—Kimberly, ¿porque estás tan callada? ... Kimberly.

—Mnn, ¿qué? ... disculpen.

Totalmente fuera de base. ¿En que momento había abandonado este lugar y me había ido a otro muy lejano?

Me acomodo en la silla y sonrío apenada. Mi madre hace una mueca y el señor Styles me guiña el ojo en señal de que todo esta bien.

—Y, cuéntenos señor Styles. ¿Cuales son sus planes?  

  Si, quería saber porque se iba. Gracias por preguntar, mamá.

—Bueno, señora Parker. En el corto plazo, disfrutar lo que me queda siendo de profesor y luego lo que la vida me traiga. Estoy pensando en que todo lo que venga, será bien recibido y dejare que la vida, el destino me sorprenda. Tengo muchos planes pero esperamos que todo suceda y no nos adelantemos a los hechos. 

—Es una pena que se marche. Kimberly lo echara de menos. ¿No es cierto, linda?

Trago en seco, lamo mis labios. 

Si, lo extrañare demasiado ... muchísimo. 

—Si, así es. —me limito a decir. 

—Yo también, te extrañare Kim. —siento mi corazón dar un vuelco cuando escucho aquello. Adoro cuando me llama así. Alzo la vista y lo encuentro mirándome, jugueteo con mis dedos debajo de la mesa—Se que seguirás siendo la misma chica buena y dulce de siempre; y quien sabe, podremos vernos más adelante.

Cuando no estás | one shot » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora