Regla número siete: No vayas al parque en la primera cita.
¿Por qué?
Me gusta más ir al cine. Solo hay que mirar la película y luego hablar de ella. En cambio en el parque... ¿Qué si nos quedamos sin temas para conversar y nos envuelve un silencio incómodo?
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Después de cancelar nuestra prima cita, me invitaste al otro día al parque. Muy insegura acepte. Las ganas de verte fueron más fuerte.
Nos sentamos bajo la sombra de un árbol, donde nos sentíamos tranquilos rodeado de algunas personas con sus mascotas o sus hijos.
Me sentía más que atraída por el hermoso color de tus ojos, tus gestos al hablar y tu sonrisa. Eras tan hermoso. Eres hermoso.
Hablamos de tantas cosas hasta que el sol comenzó a ocultarse y luego decidiste acompañarme a mi departamento. Caminamos de la mano las pocas cuadras que teníamos hasta mi edificio.
Y aunque seguíamos hablando, me sentía en otro lugar. En el cielo mismo. Como una adolescente de catorce años.
Nuestras manos encajaban tan bien juntas...
Y cuando llegamos, no me soltaste. Me atrajiste a tu cuerpo y me besaste. De un segundo a otro ambos estábamos tan juntos como es humanamente posible. Jamás una boca se sintió tan bien contra la miá.
¿Sentiste tu también las ganas de no querer parar?
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Once reglas rotas.
Short StoryMis amigas solían reírse de mis once reglas para no sufrir por amor. Luego yo me reía de ellas cuando lloraban por amor. Bien, no me reía. Pero al menos eso a mi no me pasaba... Tenía once reglas con las cuales podía estar más que bien. Hasta que ll...
