Capítulo 22. Terry

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Edimburgo, Escocia. 30 de diciembre, 2017.

-Bailas conmigo Candy...? Anda, para que recuerdes Escocia...-

Lo recuerdo perfectamente es estúpido pero es la primera vez que la besé con la lengua y fué dulce, emocionante...nunca había besado así a una chica por la cual sintiera algo, para aquel entonces yo ya estaba total y absolutamente prendado de ella, sin escapatoria alguna. Incluso cuando me golpeó me pareció adorable y lejos de creerla una loca y olvidarme de ella, me enamoró aún más su autosuficiencia y carácter fuerte. El más doloroso y dulce golpe que mi cara ha recibido en la vida. Río como idiota. Estamos aquí para recibir año Nuevo, solos de momento...hasta mañana que mamá y papá llegarán para acompañarnos, no quieren perder un solo detalle de mi nueva vida, están disfrutando de mí como tantas veces lo desearon desde que era un niño.

Aquí acostado en éste prado frente al lago donde Candy y yo nos encontrábamos durante  aquél verano, reflexiono, respiro y como tantas veces desde que estamos juntos, agradezco al creador por haberla traído de regreso a mi vida, justo aquí donde la llama se encendió para no apagarse jamás. Mark ahora tiene 16 años, es un joven apuesto. Su madre no se encarga ya de absolutamente nada  de trabajo rudo, pero le gusta atenderme siempre que vengo, en ésta ocasión aún más alegre y servicial que nunca porque ella está conmigo, pensé que se infartaría de la impresión de volver a verla, esta pobre mujer sabe bien lo melancólico que estaba y lo deprimente que eran mis encierros aquí en Escocia. Tiene dos días enteros encerrada toda la mañana en la cocina con Candy preparando pan, queso entre otras delicias, mi mujer está fascinada.

Desde aquella noche en el Fabric, una nueva Candy ha entrado en escena...la misma de siempre, valiente, arrojada, divertida, pero ahora en su versión adulta, desinhibida como mujer, como mi pareja, con su sensualidad, con nuestra relación, plena. Siento como el aire frío y puro de ésta temporada penetra en mis pulmones inyectando energías renovadas a mi organismo. El galopar de un caballo me hace salir de todas mis ensoñaciones, por el momento...pues con ella mi vida es un absoluto sueño...el sonido de los cascos del caballo junto con su risa llaman mi atención y me siento en el prado, ahí la tienen, descalza, cabello rizado y suelto montando sobre el caballo que papá me regaló apenas el año pasado después de la muerte de Teodora mi yegua.  Se ve espectacular y le hago varias fotografías, su belleza junto con el paisaje dan unas imagenes increíbles, Trae puesto un vestido de gasa de manga larga floreado, parece una amazona salvaje, un hada volando por los aires. No tiene puesta una sola gota de maquillaje y luce tan devastadoramente bella como siempre. Cuando logra detener a Tormenta y la calma acariciando su cuello y dándole palabras dulces, baja de ella y la asegura al tronco de un árbol, con la suficiente soltura para que pueda beber agua del río.  Una vez que se desocupa clava su mirada en la mía. Su cabello es un desastre de rizos, sonríe dulcemente,  es tan gracioso, siempre se muestra así, pero al mismo tiempo puede ser una vampiresa sexy que me hace desfallecer cada vez que hacemos el amor.

-Oh, hacía tanto tiempo que no hacía ésto que perdí el sentido del tiempo, ni siquiera sentía frío.  Hey, llevas horas aquí...que estás haciendo?-

Me pregunta curiosa  mientras se sienta entre mis piernas recargándose sobre mi pecho.

-Pensar en tí, éste sitio tiene recuerdos hermosos, pensé que ahora que estás aquí luce colorido y alegre a pesar de que es invierno.

-Es un regalo que nos da la vida Terry, no podemos desaprovecharlo-responde después de suspirar, en un ágil movimiento la recuesto sobre el pasto y me apoyo con uno de mis codos mientras con la mano libre comienzo a desabotonar el frente de su vestido, respinga pero no se mueve de donde está.

Bendito tu AmorWhere stories live. Discover now