Capítulo 8

2.4K 326 36
                                    

Su cama era ampliamente confortable, mas imaginé que si no fueran sus brazos los que me abrazaban, sería la más fría del mundo, sólo un mueble más. ¡Y las sábanas! A las que antes desde lejos veía con envidia por ser ellas quienes cubrían su desnudo cuerpo; las que parecían insulsas e inofensivas piezas, sin carisma y sin protagonismo alguno, ahora eran las principales testigos de un acto de pasión. Y allí estaba yo con el único abrazo, entre tantos,  que había deseado alcanzar.

Después de nuestra unión, Tony se quedó tendido largo rato, casi como si estuviera muerto. Sabía que no estaba dormido, y empecé a preguntarme si debía marcharme. Pero él me retuvo sin decir palabra alguna, solo colocando su mano sobre la mía y me quede inmóvil agradecido de poder descansar a su lado. El placer había sido tan penetrante como el dolor que solía experimentar antes.
Me incliné para contemplarlo. Su rostro era suave y hermoso; estaba satisfecho y se veía a gusto.

¿Qué había dicho Romanoff? «Algo que llevaba queriendo mucho tiempo sin saberlo»

Aquella astuta Alfa ¿Como lo había sabido?

Tony me mantuvo con él durante toda la noche, no me había dejado marchar, ni siquiera al día siguiente. Se mostró tan posesivo conmigo, que tampoco dejó que un Omega de confianza, le trajera el desayuno. Se había mostrado iracundo y le había asustado con una reprimenda indicándole que se marchara mientras cubría mi cuerpo desnudo con las sábanas.

No había dejado que nadie posara sus ojos en mí, sólo podía ser contemplado por los suyos. No se había apartado de mi lado, más que cuando le habían venido a advertir sobre un altercado con los Alfas huéspedes.

—Señor —escuche a un omega temeroso hablar desde fuera de la habitación. Stark no le había dejado ingresar — Los Alfas huéspedes se quejan por el aroma. Exigen conocer al Omega.

Pude sentir el enojo al que sucumbía mi Alfa gracias al nudo. Me avergoncé y escondí mi rostro en mis manos. El olor producido por nuestra unión había sido atractivo para otros Alfas.

"¿Cómo se atreven? No los quiero ver." repuso. Ahora era suyo, y me reclamaba.

Cuando trajeron el almuerzo, me dio de comer con sus manos mientras me sentaba a ahorcajadas sobre él. De vez en cuando, mientras descansaba sobre su pecho y él creía que dormía, me besaba y olía dulcemente. A pesar de que me placía aquel gesto, me entristecí de pensar que aquella dulzura solo era propia de los blandos Omegas. Estaba decepcionado, pues no había erradicado por completo su naturaleza casi extinta, la que neciamente insistía en resistir. ¡Imprudente!, pensé. ¿No veía que era como un gen maligno para él? , mas supuse que había cosas que no iba a poder desaparecer, puesto que estaban ya muy arraigados a él. Era un feroz alfa con la sensibilidad de un omega. No estaba seguro de si eso era bueno o malo para él.

Algo me obligó a abrir los ojos y cuando levanté la cabeza, su mirada estaba puesta en mí, casi me tragué el corazón.

«Te amaré siempre» pensé. Pero callé y me conformé con que me permitiera besarlo.

Pensé que yo no podría estar más satisfecho. Ya lo tenía dispuesto, pero aunque en mi profesión me sentía más viejo que el tiempo, mi corazón, que no había sido adiestrado, era joven y súbitamente se adueñó de mí.

Era necesario que me quisiera, pensé, de lo contrario moriré.

****

Stephen había vuelto del sur del país tras resolver unos asuntos. El instinto posesivo de Tony se había normalizado y ya me había permitido salir. Estábamos cenando en el comedor cuando irrumpió con las noticias. Y lo que le había comunicado a mi alfa parecía agradarle. Me retiró de sus piernas y se levantó para besarlo en la mejilla en señal de agradecimiento. Me llené de tan horribles celos que si mi amo pudiese sentirlos, hubiera ardido en fiebre. Stephen era el alfa que tenía en posición de su pareja, títulos simplemente. De esa forma podía ser su mano derecha sin despertar el enojo de los demás miembros del equipo. Tony le había concedido esta posición para omitir las elecciones que se requerían para el cargo de segundo al mando en una campaña de tanta importancia. Pero aquello no significa que el cariño que Tony sentía por Stephen,a pesar de no ser el mismo que Stephen sentía por él, fuera fingido. Se conocían desde niños, era inevitable.

Una o dos veces, observé que Stephen me miraba. Pero este no dio a entender nada. Su orgullo no le permitía sentir celos de un insignificante omega. Pronto, decidí retirarme.

— ¿A que no adivinas lo que hice anoche? —dijo Stark cuando yo ya me había marchado. Era normal para los Alfas presumirse, les ayudaba a fortalecer su ego.

— Pues claro que sí. Te acostaste con el muchacho. Sabía que no tardarías en hacerlo— le respondió —¿Fue bueno?

Su tono de voz mostraba seguridad, como si estuvieran hablando de temas banales. ¿Tan seguro estaba de su posición que ni siquiera se le había ocurrido pensar en mí? ¿No se había preocupado por ello?

Un Omega que pasaba me reprendió por seguir escuchando y no me pude enterar de más.

Ahora Tony poseía un omega propio, Stephen debía conseguirse el suyo. Pero a pesar de todo Stephen tenía suerte. Tony no se había olvidado de él y no había dejado sus tratos. Jamás retiraba el cariño, no era propio de él.

Camino a mi habitación, pensé: «Pronto veremos quién gana. Durante todos estos años has sido su compañero y te ha querido por eso, podrás tener el título pero yo soy quién en verdad lo va a disfrutar. »

——-

Nota: el amor que Tony siente por Stephen no es pasional, es diferente al que Stephen siente por él. Aclaro por si se confunden.

Descompuesto STONYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora