Yo, Believe.

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- ¡Oye, oye, oye! -Abro la puerta incluso antes de que toques, reparto brinquitos por todo el suelo emocionada-, ¡Hoy habrá un nuevo personaje!, tal vez sea la chica de la que te hablé.

Una vez que te adentras en mi casa, me coloco justo frente a la ventana, el lugar dónde usualmente aparece el portal. No tengo ganas de comer, y ya busqué todo lo que necesito, no quiero perder más tiempo.

» Qué ¿Cómo lo sé? -De seguro eso te preguntas-, es un misterio. -suelto mi mofa al ver tu interés, aunque termino por delatarme en cuanto una risa se me escapa- Está bien no es cierto, volví a escuchar a escondidas los pensamientos de la escritora, ¡Es que no puedo aguantar la intriga!

El portal hace su aparición sin retardo, te dedico una sonrisita para incorporarme en la historia al traspasar la abertura mágica.

Tengo que apresurar el paso enseguida, Smile no repara en esperarnos o mirarnos siquiera, y creo que eso de comenzar a caminar a dónde sea sin avisar o algo es un hábito suyo.

Al final del camino de gomitas azucaradas, como un tapiz que flotaba entre aquel vacío rosa con polvo de hadas, se alzaba otra puerta triangular de tonos púrpura, hecha de un material desconocido y que jamás podría describir, pero lograba ser hermoso sin romper el ambirnte soñador del lugar.

¿Puedes imaginar lo hermoso que era?

Pues tú como lector, no tienes muchos problemas para dejar volar tu imaginación.

Smile se digna a esperarnos antes de abrir la puerta, nos inspecciona con la mirada, para abrir la entrada a Epifanía.

Mis ojos no saben a dónde posarse, y por unos momentos temo tener complejo de ventilador, cuando giro mi cabeza de un lado a otro.

Es un jardín enorme, que se divide en tres caminos diferentes, el de mi derecha era de noche, en el segundo se refleja el atardecer, mientras que en el derecho resplandece un sol ardiente sin clemencia alguna. Los caminos eran separados por unas delgadas cercas negras que se alzan sobre mi cabeza, cada uno tiene un montón de árboles que eran de diferentes especies, que van desde Manzanos hasta Arderes. En el tronco de los árboles se aprecian distintas puertas de color blanco, arriba de ellas tienen cartelitos que las identifican.

Creo que acabo de ver el árbol de Cajitas de Cristal, tiene hojas de cristal con el tronco de un azúl oscuro, ¿Será que si entro podré estar en la historia?

Nota mental: escaparme a Cajitas de Cristal y tomarme una Selfie con Michelle y Ava.

Sin dejar de perseguir a Smile, me percato de la cantidad de seres que ocupan el lugar, toda clase de especies trayendo cosas, un Alabús dejando a otros mas, algunos practicando sus líneas con intensidad, y unos se reúnen al charlar un rato.

Todos desperdigados por todo lo llamado Epifanía.

- Oye, ¡Mira! -exclamo en susurros señalándote a una chica de cabellos blancos, ojos verdes y orejas de perro-, ¡Es Aurore Blair! Amo su trabajo, es una de las actrices más reconocidas de Life, incluso después de la congelación de su obra. -Te miro al confiarte semejantes datos- La escritora no pudo seguir escribiéndola por problemas de la estructura de la trama, y por falta de tiempo e inspiración, terminó por congelarla. Ah, ojalá la reanuden.

Dirigimos nuestros pasos a un escritorio en forma de media luna, tiene papeles, lápices y carpetas, regadas por todo lo Acho, está ubicado en la división entre el camino del día y de la tarde, logro notar que en la otra división entre tarde y noche también hay uno, con cinco sillas en las que descansan los que parecen ser los recepcionistas.

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