Capítulo 8: Despojada

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Capítulo 8:
Despojada

Capítulo 8: Despojada

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La aparición de ese hombre me ha desvelado toda la noche. Me siento agotada y con dolor de cabeza. Tener a Jhosep frente a mí a primera hora de la mañana no me hace sentir nada bien. En el momento en que Lorenzo y yo llegamos —ahora que no tengo auto, mi amigo se ha tomado el papel llevarme a todas partes, una buena excusa para que no lo aleje del caso de la familia Amaíz—, él ya nos esperaba.

Desde que se sentó no ha dicho ni una sola palabra, solo se ha dedicado a observarme con su penetrante mirada, mientras que busco entre las gavetas una pastilla para el dolor de cabeza. Tiene esa mirada seductora que hace mucho tiempo me conquistó, y que ahora solo me incomoda. Su actitud me incomoda.

Doy con la pastilla y me la tomo de una vez, destapo la botella de agua y me la tomo hasta la mitad. Me siento y descanso mis brazos sobre el escritorio. ¿Por qué has vuelto, Jhosep? ¿Qué te ha hecho regresar? En el fondo deseo que las cosas vuelvan a ser como antes, una chispa de esperanza se mantiene viva dentro de mí, pero tengo la sensación de que su interés en mí no es por amor.

—Bueno, Jhosep, ¿de qué quieres hablar? —pregunto mientras le sostengo la mirada.

En el primer momento, en que lo vi en la estación de servicio, debo admitir que todos los recuerdos me abrumaron de una manera desconsolada. Y no es que no me afecte un poco estar cerca de él, pero ahora que he hablado con la abuela y pensado puedo mantenerme firme en mi decisión. Puedo imaginar la razón de que él esté aquí, y aunque no lo he olvidado, tampoco volveré con él.

—Sobre nosotros —dice mostrándome su cálida sonrisa, los hoyuelos que se forman en la mejilla lo hacen ver inocente.

—No existe un nosotros, Jhosep.

—Nahir, todavía me quieres, ¿por qué no darnos otra oportunidad? —ha ido al grano sin dar explicaciones. Qué fácil es para él pedir otra oportunidad después de todo el daño que me ha causado, qué descaro.

—Quieres una oportunidad sin ni siquiera darme una explicación —expreso con decepción. No puedo creer que este hombre sea el mismo del que me enamoré, porque no se parecen en nada, o simplemente nunca lo conocí en realidad.

—Cometí un error y estoy arrepentido, he regresado, ¿no te es suficiente? —Eso ni siquiera sonó a una disculpa. Si ese es el esfuerzo que hará para conseguir otra oportunidad, solo conseguirá mi desprecio.

—Pues no, no es suficiente. —Mis palabras borran la sonrisa de sus labios. Me parece que se sentía muy seguro de que solo con su encanto podría hacerme perdonarlo, qué equivocado está. Eso fue lo que me enamoró en primer lugar, pero ya no soy la misma chica de hace dos años—. Ahora, si no tienes nada más que decir, te agradecería que te fueras. Tengo mucho trabajo.

Tocan la puerta, y sin que me dé tiempo a responder, Lorenzo se asoma.

—El señor Amaíz se encuentra fuera, le dije que no estabas ocupada. —Le sonrío a mi amigo. Qué manera tan delicada de despedir a alguien de mi oficina. Por cosas como esta lo quiero inmensamente.

Médium. Espada de hueso (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora