15. Ayúdame a recordar

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Max

Estoy atrapado, con una enana, en el cuarto de un castillo, primero porque no tenía armas y ahora que las tengo, descubro que hay algunas que no funcionan.

La "mala suerte" que le envío Rein a Uri, al parecer también ha afectado a algunos de mis juguetes de cazador, en específico los que me ayudarían a escapar. No sé si lo hizo a propósito, pero si es así, no estoy seguro de enojarme.

Aguantarme esto, conseguirle el paradero de las voces, para...

—No puede ser —Llevo mi mano a mi cara sintiendo el calor, mientras estoy recostado en la cama.

¿En serio? ¿Tan desperado estoy? ¿Soy un calentón?

—¿En qué estás pensando? —dice Uri a mi lado abrazándose a su muñeca.

—¿No estás grande ya para eso esos juguetes? —Levanto una ceja.

Frunce el ceño.

—¿Y tú no estás grande ya para responsabilizarte de tus actos?

Se forma un silencio y sonrío.

—¿Por qué? ¿Quieres hacer segundo round, nena? —me burlo y se sonroja.

—No... no dije eso —responde nerviosa.

—¿Qué? ¿No era que querías que sea tu esposo? ¿Acaso crees que eso no se repite entre marido y mujer? —chilla cuando me le acerco y se cubre con la muñeca, alzandola en su cara —Es uno de los pasatiempos más normales hasta que vengan los niños —Le quito el juguete, apoyándolo a un costado y acto seguido estoy subiendome encima —¿Acaso puedes con la presión, pequeña? —Me acerco a su rostro y se tensa —dime.

Abre su boca levemente, espero espectante alguna de señal de una mentira.

—¿Me dolerá como la primera vez? —pregunta tímida y me cabeza cae al costado de la suya frustrado, porque no era la contestación que esperaba.

¡No puede ser! ¡¿Si me acosté con ella?! Pensé que si la ponía nerviosa confesaría, pero continua diciendo lo contrario.

—¿Max? —habla en tono bajo —Me estás aplastando.

—A ver —Alzo la cabeza a mirarla y se sobresalta al tener mi rostro en frente —cuentame, porque no entiendo, ¿Nos conocimos y tuvimos sexo? Me falta parte de la historia ¿sabés?

—¿Qué... —Su voz suena temblorosa —¿Qué es tan difícil de entender? Es muy... vergonzoso hablar de esto —Frunce el ceño mientras sus mejillas se ruborizan más y más —y... y salte de encima.

Sonrío otra vez.

—¿Qué? ¿No te gusto? Creí que te gustaba.

—Yo... yo no dije eso.

—Muy bien —Deslizo mis dedos suave por sus mechones rubios —ahora quiero detalles, ayúdame a recordar.

Aradia #5Where stories live. Discover now