58. Sacrificios del corazón

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Uri

Me mantengo oculta debajo de mi cama y me sobresalto cuando alguien entra a mi habitación. Pongo las manos en mi cabeza, cerrando los ojos con fuerza, estando asustada, al oír el cerrojo de la puerta y escuchar los pasos en el cuarto. Noto que la persona se detiene en frente de la cama, entonces me tiemblan los dedos. Alguien va a matarme.

—¡Ah! —grito cuando me agarra del brazo y me levanta del suelo —¡Suéltame, monstruo, no voy a dejar que me sacrifiquen, no soy un animal! —Lo golpeo varias veces hasta que oigo una risa, así que abro los ojos, entonces me sonrojo —¡Max! —Luego reacciono y sigo pegándole —¡Traidor, dijiste todo y me vas a entregar!

—Cálmate —Me detiene por los codos y vuelve a reírse —no hice nada, ya volví como prometí —Sonríe.

—¿Y qué haces aquí? —Frunzo el ceño —¿Por qué no huyes? Ya sabes la verdad, no tienes por qué casarte conmigo.

—Te portaste mal y regresé para castigarte.

—¿Eh? —expreso confundida abriendo mi boca y él aprovecha para juntar la suya con la mía —¿Qué haces? —Muevo mi cara pero me tira hacia a la cama, subiéndose sobre esta —¡Ay! —chillo viendo que se saca la chaqueta junto con su remera, dejando su torso tonificado expuesto —¿Q... ¿Qué? —Visualizo esos pectorales y ese cuerpo acercarse despacio hacia mí en aquella cama y sin previo aviso sus labios se unen con los míos otra vez —Espera...

—¿Qué? —Sonríe apoyando su codo en el colchón mientras su mano toca su cachete.

—No estoy preparada —digo confundida alzando las manos.

—Yo sí —Levanta un preservativo —conseguí uno en el camino mientras venía para aquí.

—¡No es eso! —grito avergonzada —¡¿Y por qué estamos haciendo esto?! —Me tiro de los pelos.

—Porque hubo un lío mientras no estuve y se pueden enterar, mejor deshacerse del problema por las dudas —Tira de mi vestido y me abrazo a mí misma cuando solo me deja en ropa interior —. Además tengo que castigarte por mentirme y meterme en tus planes macabros. De todas formas debo admitir que eso me calienta mucho, así que estás perdonada —Se ríe —pero entrega la mercancía.

—¿Q... ¿Qué mercancía?

—No te hagas la inocente —Creo que él se está burlando de mí —tú sabes.

—¡Cállate, pervertido! —grito.

—¿Viste que sabías? —Me besa y le correspondo.

Sus dedos tocan cada parte de mí, la piel se me eriza y me siento en las nubes. Siento el tacto de sus labios como el de sus manos, tan suave y tentador, el cual me pone algo nerviosa, pero es tan dulce que se me olvida por un momento.

Me cubro los pechos cuando mi sostén cae al suelo y noto los besos de Max en todo mi cuerpo. Me siento tan diminuta debajo de él, aunque sé que eso le gusta y también estoy muy avergonzada. Mi tranquilidad no me duró mucho. Mis bragas también terminan fuera de la cama. Ha llegado el momento, ya no seré el objeto de un sacrificio y voy a perder mi virginidad con un chico que me gusta, pero igual me retracto de mis actos en un instante.

—¡No! —le digo y empujo su cara hacia atrás.

—Ay ¿Por qué?

—¡Porque me da vergüenza! —chillo.

—Pero si ya llegamos hasta aquí —Se ríe señalando que estoy por completo desnuda.

—Sí pero... —Me sonrojo —¿Por qué lo quieres hacer conmigo? Pudiste haberte ido, aún estás a tiempo.

—Porque no quiero irme —Aflojo el empuje de mi mano en su cara cuando me aclara eso.

—¿Eh?

—Me gustas, Uri —Se acerca a susurrar en mi oído y se me eriza la piel —. Por eso quiero hacerte cosas sucias —Oígo el cierre de su pantalón y también el sonido de un plástico.

Noto como sus piernas se deslizan entre las mías y percibo su respiración a centímetros cuando se acerca. Lo dejo besarme con tal declaración, aunque es muy desvergonzado de su parte, entonces siento cuando se une a mí y rasguño su espalda al advertir el dolor del comienzo de la pérdida de mi virginidad.

Cuando empieza a moverse, me agarro fuerte de las sábanas y creo que puedo ver las estrellas, pero no me importa, porque es lo que quería. El alivio para mi alma llega hasta lo más profundo de mí, en varias formas posibles.

Calipso

Avanzo por los pasillos, hay mucho silencio, llego hasta una puerta destrozada, entro a lo que parece ser un calabozo oculto. Está muy oscuro, pero puede notarse la sangre que hay en las paredes. Al fondo de la habitación vislumbro unos ojos amarillos y me agarra un escalofrío.

—¿Ryley? —digo reconociéndolo, escupe un pedazo de carne, lo que provoca que me detenga y no me acerque más a él —¿Qué estás haciendo? —expreso algo confundida y nerviosa.

—Perdí el control —susurra y veo que da unos pasos hacia mí, pero retrocedo cuando veo la sangre que está manchando su cuerpo, la cual estoy casi segura que no es de él —. Aún hueles a ese tipo —Su nariz se mueve, alza su mano y me alejo —. Lo siento —se disculpa.

Bajo la vista.

—Deberías irte.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué?

Vuelvo a mirarlo determinada.

—Porque si descubren lo que hiciste, te matarán.

—No me iré sin ti —Intenta tocarme otra vez pero retrocedo —. Entiendo, prefieres a tus amigos brujos, esos que te maltratan.

—No es así, me preocupo por ti.

—Si te preocuparás por mí, no te alejaría —Pone una mano dónde está su corazón —me lástimas —dice afligido.

—Lo siento, pero debes irte —dictamino severa —. No me arriesgaré a que te maten por tus cosas de lobos —Señalo el lugar —. Mira lo que has hecho, no te perdonarán, debes irte y yo crearé una distracción —Agarro la pulsera que lo lástima y lo mantiene encerrado en el aquelarre, entonces la rompo con un leve hechizo —. Vuelve al bosque, Ryley.

Me toma de los hombros de manera repentina.

—No me iré sin ti —dictamina.

—Te irás quieras o no —Muevo la varilla con la que me deshice de su pulsera y recito otro hechizo —"expulsar".

—Calipso, no...

Un viento abre las ventanas y lo veo salir volando a toda velocidad del castillo. Mis ojos se humedecen y suspiro.

—Lo siento, es lo mejor.

Me refriego los ojos y me pongo seria antes de visualizar llegar a los guardias corriendo, que se sorprenden al ver la masacre.

—El general está muerto —dice uno de ellos.

—El hombre lobo escapó, haz sonar la alarma, y sobre el general... —Hago una pausa —yo lo asesine.

Aradia #5Where stories live. Discover now