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[BRIELLA]

Meses después de que tome el autobús con mi madre, tomé la decisión de no sacrificar mi corazón, menos por amor.  Cuando vi a mi…. A Aubrey subir a ese taxi, lo supe, pero me tarde en darme cuenta, no necesitaba eso, no necesitaba volver a pasar por eso. Ni siquiera iba a arriesgarme a esa situación con amigos; al final de cuentas, si mi  hermana me dejo ¿Cuál era la posibilidad de que un “amigo” no lo hiciera?

 Alice dice me alejo de la gente porque siento que mi corazón es “frágil” y aun esta lastimado o que quizá tengo miedo, pero no es así, simplemente no vale la pena. A pesar de que pienso que la fragilidad sólo es una excusa tonta para buscar protección, la cual no necesito. No soy frágil, y no necesito verme débil, eso sería penoso y no vine a este mundo para causar lastima. Todos lo saben y lo comprenden a la perfección, me he encargado de que así sea.

 –¡Sueltame Alex! – Zafó mi brazo del agarre de mi mejor amigo cuando cursamos la calle, tiene esa horrible costumbre de tomarme como a una niña cuando caminamos a casa desde la escuela, y es causa de nuestro pleito diario, aparte de que ejerce demasiada presión sobre mi brazo y siempre dice “debes fijarte a los dos lados de la calle Briella” como si no lo supiera. – Sabes que lo odio

– Y tú sabes que si no cruzaras mal la calle no tendría la necesidad de hacerlo – vuelve a tomar mi brazo y cruzamos a la acera de enfrente – no me ruedes los ojos mocosa, que si no fuera por mi estarías muerta hace años.

Todos lo entienden, menos Alex.

Desde hace 7 años que lo conozco dice tener la necesidad de protegerme, realmente son estupideces, pero es la única persona que realmente muestra interés por mi bienestar, fue el único que no se dio por vencido conmigo cuando llegue a la primaria con mi comportamiento grosero.

Alex era como un perrito que quieres que se aleje…de esos que pateas y pateas y sigues pateando para que se vaya y lo único que hace es regresar.  Al principio me molestaba, ya que él solo llegaba y se sentaba conmigo a comer, o me agarraba mis colores sin permiso, incluso se quedaba afuera de mi casa en las mañanas para esperarme e ir juntos a la escuela, lo odiaba. Hasta que un día me di por vencida y deje de empujarlo o decirle que se marche, incluso lo defendía de los niños abusivos y hasta le llevaba un sándwich  porque le gustaba el que preparaba mí mamá.

–¿Me trajiste uno? ¿Para mí? – sus manos temblaban cuando lo tomo pero al instante sonrió y quito su mochila de Batman para que pueda sentarme, cabe decir que siempre lo hizo y yo me iba a otro lado porque simplemente no quería estar con él, pero como ya dije, Alex era como un perrito y me seguía a donde sea que yo me fuera a sentar. – Sabia que no eras una mala persona en realidad – le dio una mordida a su sándwich y el silencio nos hizo compañía, – Una vez te vi hablando con el perro del Señor Dudd, ¿Sabías que no te iba a contestar verdad?  Los perros no hablan – no le conteste y siguió hablando –  dice el Señor Dudd que Yola, así se llama la perra – hizo una pausa y yo seguía comiendo y no tenía intención de contestar aún– hmmm… bueno dice que es muy brava, por lo que creo que es raro que a ti no te haya hecho nada malo o…

–-Habla más alto, que no te ignoro bien…–- hice bolita la servilleta y me puse de pie para irme al salón.

–-¿Me ignorabas? –- se fue caminando tras de mí diciendo cientos de cosas y por un segundo me arrepentí de haberle dado una oportunidad, claro que cuando caminamos hacia la casa ese día y me di cuenta que era mi vecino, que le gustaba la crema de maní y que era bueno en matemáticas el arrepentimiento se fue. –- ¿No sabías que éramos vecinos? Dios mío eres horrible, ¿llevas aquí un año y no lo habías notado?

–-Hablo en serio, necesitas callarte –- entre a mi casa y cerré la puerta en su cara. Así fue nuestro primer día oficial como “amigos”.

Viziati Heart | Nueva EdiciónWhere stories live. Discover now