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[ALEX]

103, 104, 105, 106 grietas en el techo de mi cuarto, 107,108,109...seguía contando hasta que unas puertas se azotaron y la voz de la señora Jessica llego como un grito, me senté en la cama y camine hacia las puertas de mi balcón, la cortinas de Briella estaban cerradas por lo que no me fue posible ver algo, no tenía planeado intervenir hasta que escuche "Georgina", así que regrese a la cama para ponerme los zapatos y salir a dirección a su casa.

-Hola Alex - Después de 10 minutos de haber tocado el timbre, la puerta se abrió para mostrar a la señora Jessica con una expresión de pena, tristeza, lo que significa que tiene problemas con Briella. Otra vez - Sabes que puedes entrar y salir de esta casa como si fuera tu casa hijo - me regala una sonrisa y se hace a un lado para dejarme pasar - No sé aun como puedes llevarte bien con esa niña tan malcriada y grosera - cierra la puerta y la miro alejarse hacia la cocina.

Mi madre dice que la señora Jessica es como una mujer de televisión. Yo solo puedo decir que tiene un cuerpo bonito para su edad próxima a los cuarenta. Si sonriera más seguido seguro se conseguiría un marido para distraerse de Briella.

Subo las escaleras de dos en dos hasta llegar al pasillo y encontrar con la puerta de Briella. Sin tocar, entro a la habitación y la encuentro en la cama acostada boca abajo, la música está demasiado alta por lo que no ha notado mi presencia, corro hacia su cama y agito sus hombros haciéndola gritar.

-¡NOOOOO! - grita mientras suelta carcajadas y con sus brazos trata de apartarme de ella - ¡Aleeeeeeeeeeeeeeeeeeex! - Me rio con ella mientras la dejo en paz y me siento en la cama frente a ella.

-Hola Briella.

-¿Porque no simplemente saltaste del balcón?- pregunta mientras se acuesta en la cama y alza sus pies hacia mi cara, como siempre lo hace para molestar, noto que trae su overol hasta la cintura, con el que pinta su cuarto o utiliza para destruir algo, trae pintura en sus mejillas y el cabello realmente despeinado - Besa mis pies - como aun los tenía en mi cara solamente finjo morderlos y suelta una carcajada.

Briella y yo somos vecinos de alado, nuestros cuartos están juntos como espejos y ambos tienen balcones que están tan cerca que solemos saltarnos de un balcón a otro para ir de visita. Cuando ella acepto ser mi amiga, no se había dado cuenta de que éramos vecinos, muchas veces la esperaba fuera de su casa para irnos a la escuela me miraba con cara "aléjate de mí" pero simplemente algo en mi no me lo permitía y me decía que ella necesitaba un amigo y que no era tan fría como aparenta, siempre tenía esa mirada perdida cuando nadie la veía, esa mirada donde pedía que alguien... que alguien la encontrara y le diera comprensión. Hubo un tiempo donde estuve por darme por vencido pero ella vino hacia mí y me quede con ella, descubrí a una gran niña de carácter simple, que se ríe con cualquier cosa y que tiene el mejor corazón del mundo aunque use el sarcasmo y muchas veces la agresión para negarlo.

-No sé que hice, que se atasco y escuche gritos de tu mamá por lo que me dio pena - me encojo de hombros y lanzo sus pies fuera de mi cara.

-Siempre lo mismo contigo- me regaña mientras se ríe - al igual que siempre es lo de madre, es una exagerada.

-Un día mataras a tu madre de tantos dramas Briella, y sobre cruzarme por el balcón, la música esta tan fuerte que aunque hubiera cruzado no me hubieras escuchado para abrirme.

-Buena observación- rie de nuevo. La verdad es que me siento orgulloso de mí mismo y de que sea la única persona que la "soporta" como dicen muchos, pero deberían saber que no es tan difícil, que hablo en serio cuando digo que ella se rie de todo, literal, de todo y que es muy fácil pasar le rato.

Observo la habitación y me encuentro con las manchas negras de pintura; niego con la cabeza. Por más que intente que Briella entre en razón la mayoría de las veces; ella nunca lo hace. Pero para eso están los amigos; para seguir intentando ¿no? También para sacarle los ojos y jalarle los cabellos cuando se pasan de cabrones, pero siempre intentando ayudar.

Viziati Heart | Nueva EdiciónWhere stories live. Discover now