Capítulo 22

1.5K 93 36
                                    

Nunca me había encontrado a mí misma en una situación tan incómoda, porque nunca había tenido un amigo tan amigo como Michael lo había sido para mí en ese último tiempo, y nunca había tenido un amigo tan amigo como Michael que estuviese tan embobado con una chica.

Según él, era la primera vez que se estaba tomando algo en serio, y se notaba. Estaba muy pendiente de ella, de lo que le pasaba, de lo que sentía. Podía verse claramente que había un sentimiento muy fuerte de su parte hacia ella cuando la miraba desprevenida. Sus ojos brillaban cada vez la veía.

Pero no parecía ocurrir lo mismo con Anna.

Cuando la vi allí, abrazando a un desconocido con toda la fuerza que tenía, sosteniendo sus manos y buscando su mirada, algo no terminó de cerrarme. Se la veía sonriendo, feliz.

Intenté pasar desapercibida en medio de la marea de caras desconocidas de la calle,  porque probablemente Anna me reconocería si me veía allí. Paré en una florería e intenté observar la escena disimuladamente, para terminar de cerciorarme de que mis presunciones eran correctas. Interiormente, estaba rogando estar equivocada, cosa que solía ocurrir con frecuencia.

El misterioso muchacho era sorprendentemente alto, incluso más alto que Luke. Tenía pelo marrón claro, y si mi vista no me fallaba, sus ojos hacían juego con él. Estaba vestido de forma muy casual, y jugueteaba con Anna de forma tan tranquila, y tan abiertamente, que me sorprendía por demás. ¿Acaso no sabía que ella estaba con alguien? Mínimamente, deberían tener algo de respeto por él y no hacer todo tan público.

Esperaba que todo fuese algo así como un sueño feo que se me atravesó por la cabeza en una de mis tantas horas de sueño, pero cuando los vi besarse fervientemente y sin censura alguna, noté que no lo era. No era un sueño, ni una pesadilla.

Era un momento horrible.

Y me ponía en un lugar muy feo a mí.

Me enfermaba el engaño. Lo odiaba. Era una de las cosas en verdad no podía soportar. Y mucho menos respaldarlo cuando era llevado a cabo en contra de uno de los pocos amigos que tenía en el mundo.

Debía decírselo a Michael, de eso no tenía duda alguna. No me tomó ni dos segundos llegar a esa conclusión. Sin embargo, me dolía mucho el sólo pensar cómo se sentiría cuando lo hiciera.

Estaría destruido por completo, y yo sería, en parte, responsable por ese sufrimiento.

Me costaba hacerme a la idea de enfrentarlo con semejante verdad. Me mataba el sólo hecho de pensar cómo sus ojos se humedecerían, y cómo se enojaría, y cómo se cuestionaría qué hizo mal.

Odiaba la posición en la que el destino me había puesto.

•••

El fin de semana llegó mucho más rápido de lo que esperaba, y fue casi milagroso que fuese así. Extrañaba a Luke, lo extrañaba más de lo que hubiese querido. Sin embargo, no era tanto el necesitar su voz, o sus palabras, o su simple presencia. Lo necesitaba a él. Necesitaba su cuerpo contra el mío y sus labios devorando los míos sin piedad y sus brazos alrededor de mi cintura. Lo necesitaba físicamente de forma urgente. Había vuelto la adicción. Una adicción peor que cualquier droga, una adicción placentera en exceso.

Era tal la ansiedad que tenía, que fumé en exceso esos días.

Y Kate lo notó.

Kate lo notó en mi aroma. Kate revisó mi cuarto. Kate encontró el cenicero que tenía escondido, y mis paquetes de cigarrillos.

Kate casi me aniquila.

Fue un momento horrible, y tuve que hacer movimientos y acrobacias monumentales para evitar que mi hermana corriese, cuan niña pequeña, a contarle a mi madre acerca de mi vicio más querido. Tuve que prometerle que lo dejaría (cosa que pasaría nunca jamás), y tuve que ver cómo varios dólares en cigarrillos se despedían de mí mientras se ahogaban en inodoro. Horroroso.

En fin, el viaje a Melbourne fue jodidamente eterno porque a) Kate estaba jugando a estar enojada conmigo, b) necesitaba estar con Luke de una buena vez, c) la lista de reproducción era espantosa, y d) Anna estaba en el asiento trasero.

No le había mencionado a Kate lo ocurrido, porque no me había dado la oportunidad de hacerlo. Tampoco le había dicho a Michael porque, obviamente, quería decírselo en persona.

Teníamos un par de horas de viaje, y pasaron tan lento como se pasa la vida si se la vive en silencio. Hubiese sido el viaje menos hablado en la historia si no fuese por los hermanos de Luke, que también nos acompañaban en esta ocasión. Tanto Kate como yo los conocíamos bastante bien, por lo que pudimos entablar conversaciones más o menos entretenidas.

Ambos me habían expresado en varias ocasiones la pena que les deba el hecho de que ya no estuviese más con Luke. Aparentemente, era una de las pocas chicas que le caían bien a su madre, cosa que me sorprendió muchísimo, más que nada porque apenas la había visto un par de veces. Creo que me había ganado algo de aprecio por parte de la familia, por alguna extraña razón.

Sin embargo, creo que Jack sabía que algo estaba ocurriendo entre nosotros nuevamente, y no le costó en absoluto formular alguna que otra broma al respecto.

Como sea, más allá de que el viaje no fue lo más placentero que me ocurrió, lo que verdaderamente me importaba a mí, en particular, era estar con Luke un tiempo. Volver a verlo, volver a sentirlo.

La distancia es, obviamente, algo de esperar en una relación con alguien que se encuentra constantemente en la ruta, viajando. Sin embargo, y a pesar que estaba algo acostumbrada a ello, en esta ocasión ya no aguantaba más. Y a medida que pasaban los minutos, la ansiedad crecía sin control. Sacudía mi pié contra el suelo del auto inconscientemente, me mordía las uñas, me imaginaba con un cigarrillo en la boca.

Estaba acelerada por completo.

Pero cuando llegamos, cuando cruzamos la puerta del hotel, y nos dirigimos al lobby, y nos encontramos con todos, las ganas que tenía de estar con Luke se vieron opacadas por completo. No me esperaba lo que pasó, más que nada porque me había dedicado a ignorarlo por completo ese último tiempo. Qué idiota fui.

Dylan estaba allí, junto a otros muchachos que habían llegado antes que nosotros, y a la banda. Y no se tomó ni un segundo para pensar lo que hacía cuando, diciendo lo mucho que extrañaba y lo preocupado que estaba, se acercó a mí, y me besó.

Me besó frente a todos. Me besó frente a Luke.

Trust || l.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora