La coronación del Delfín

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Cuando llegamos a Reims, una multitud de campesinos y nobles se arrodillaron ante Juana. Algunos se arrodillaban incluso para besar las huellas que iba dejando su caballo. Los cañones tronaban y miles de banderas ondeaban al viento.

En el enorme palacio, El Delfín se postró ante el arzobispo, y se levantó coronado en Rey de Francia. El inmenso castillo resonaba de oraciones, himnos y sermones. Los andrajosos soldados de nuestro ejército, muchos de ellos todavía heridos, se mezclaban entre los perfumados duques y sus damas.

Juana estaba junto al Rey. Lo mismo que su ajado estandarte de batalla.

A pesar de tanta celebración, en mi interior todavía sé que falta mucho para que termine esta guerra. Nuestros padres y abuelos murieron luchando contra los ingleses.

Juana nos da esperanzas. Pero no sé si la esperanza bastará para asegurar la victoria.

Juana de Arco - La Doncella de OrleansDove le storie prendono vita. Scoprilo ora