Capitulo 1

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Mi mano derecha acariciaba rápidamente mi miembro de arriba hacia abajo, mientras que con la izquierda sostenía el teléfono, donde se estaba reproduciendo un video porno de una chica rubia tetona que se masturbaba frente a la cámara.

–Aah... ah –gemí bajito cuando una corriente muy placentera me recorrió todo el cuerpo y el tibio liquido blanco se esparcía en mi abdomen.

–¡Thomas, apresúrate y baja ya a desayunar que llegaras tarde! –escuche a gritar a mi madre desde las escaleras.

–¡Ya casi estoy! – grite devuelta, mientras tomaba rápidamente una toalla y me metí a duchar.

En diez minutos ya estaba bajando por las escaleras hacia la cocina, con la mochila del instituto a cuestas y limpiando los cristales de mis lentes con mi camisa. Al entrar recibí una mirada desaprobatoria de mi madre mientras colocaba un plato con huevos y tostadas para mí en la mesa, donde ya estaba mi hermana Hanna terminando de desayunar y mi padre tomando café tranquilamente.

– Buenos días –Me senté y comencé a devorar mi desayuno.

–¿Por qué tardaste tanto?, No es bueno que llegues tarde en tu primer día de clases –comenzó a sermonear mi madre mientras volvía a la estufa.

–Seguro se estaba pajendo –dijo mi hermano mayor Felix, mientras entraba a la cocina y se sentaba a mi lado. Al escuchar su estúpido, pero vergonzosamente cierto, comentario le lance un puñetazo en el brazo– Auch. Que agresivo hermanito. Mira, no debes sentir vergüenza, que eso es completamente normal. ¿Verdad papá?

–Deja de molestar a tu hermano Felix –dijo mi padre con una sonrisa divertida y paternal en el rostro– Hanna y Thomas, deben irse ya o los dejara el autobús.

–Es cierto, apresúrate Thomas –Dijo mi gemela mientras dejaba el plato en el fregadero y les daba un beso en la mejilla a mis padres y a mi hermano en modo de despedida.

Termine de desayunar rápidamente y prácticamente corrí detrás de mi hermana, que ya estaba encaminándose a la puerta con su mochila. Me despedí de manera general con la boca aun llena de comida.

–¡Que tengan un gran día mis amores! –grito mi madre, lanzándonos besos con su mano desde la puerta de la cocina.

–¡Gracias! –dijimos Hanna y yo al unísono, saliendo de la casa.

Comenzamos a caminar rápidamente hasta la parada del autobús, que para nuestra fortuna, no estaba lejos de nuestra casa. A esta distancia se podían ver algunos estudiantes esperando ya en ella. Llegamos justo cuando el autobús llego y tomamos nuestros asientos uno al lado del otro.

–Uff... lo logramos –dije acomodando mis lentes. Mi hermana asintió, mientras se arreglaba los cabellos sueltos de su larga trenza azabache, con el espejo de uno de sus productos de maquillaje– ¿Te sientes preparada para nuestro último año escolar?

–Muy preparada –sonrió alegremente– Extraño mucho a Alessia y a Alessandro. Desde que se fueron a Italia no los hemos podido ver más.

–Sí, es cierto.

Alessia y Alessandro D'angelo, Hermanos gemelos y nuestros mejores amigos. Los conocemos desde el jardín de niños, donde nuestras madres congeniaron mucho gracias al particular hecho de tener ambas gemelos niña y niño, y desde entonces se hicieron bastante frecuentes las juntadas para jugar. Ya muchos años de amistad inquebrantable. Se habían ido a Italia, una semana después de empezar las vacaciones, para visitar a sus abuelos.

–¿Sabes que su hermano mayor también vuelve de Italia? –me informo mi gemela, guardando el espejo en su mochila– Me lo dijo Alessia anoche cuando me llamo, se mudara y abrirá su consultorio odontológico aquí en la ciudad.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora