Capítulo 49

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—Dame la llave, yo abriré.

Le quite la llave a Nathaniel con coquetería y me adelante hacia la puerta de su departamento. La abrí y me quede al frente de ella mientras Nathaniel terminaba de acercarse y me sonreía. Me estire y extendí mis labios, pidiéndole silenciosamente un beso. Él se inclinó y me lo dio. Cuando me iba a tomar de la cintura di un paso hacia atrás, dentro del departamento, y le cerré la puerta en la cara dejándolo afuera.

—¡Eh! —Toco la puerta mientras yo soltaba risitas— Thomas ¿Es en serio?

—Solo espera un segundo ahí.

Me quite los zapatos en el genkan, salí corriendo a la habitación y me adentre en el baño. Ya me había preparado mentalmente para lo que quería hacer y era totalmente necesario porque el desnudarme y andar con lo que tenía puesto bajo mi ropa iba hacer un reto.

—Tú puedes, tú puedes, tú puedes.

Me saque el suéter de rayas que cargaba y ya pude ver indicios de la indecorosa tela negra. Era algo incomoda porque no tenía un sitio exacto para la testículos y me apretaba, pero yo no llevaba esto por la comodidad ¿Cierto?

Desabotone mi pantalón y cerré los ojos mientras me quitaba el pantalón. Conté tres... dos... uno... Y me mire en el espejo.

—Oooh, Dios mío. Me voy a ir al infierno.

Había intentado lo más posible ignorar el hecho de que cargaba esta indecencia puesta, incluso al comprarla y ponérmela había intentado mirarla lo menos posible.

El conjunto consistía en una braga femenina color negro de encaje; con cinta y lazos de decoración, esta me cubría bien enfrente pero hacia atrás se volvía más pequeña y se metía entre mis nalgas. Y en mis piernas llevaba unas medias negras altas hasta la mitad de mis muslos, de tela igualmente suave y transparentoza, con un pequeño lazo negro al frente de cada una de decoración.

Lo elegí negro porque me pareció lo más básico, pero sinceramente creo que había acertado ya que el color hacia ver mi piel mucho más blanca. Me gire y mire mi culo.

—Se ve bien ¿cierto? —me pregunte a mí mismo.

Tome una de mis nalgas con mi mano y la abrí un poco. Me había hecho todos los preparativos necesarios para lo que sabía venia y ansiaba hacer. Teníamos una semana sin hacerlo y sentía como si fuera a explotar. Era increíble como ese placer físico se volvía en casi una necesidad tan urgente de atender como lo era el dormir o comer. Pero a veces era simplemente imposible el poder vernos; yo estaba en mi último año, envuelto en un caos porque aún no sabía con certeza a que dedicarme ni a qué universidad mandarle solicitud y Nathaniel trabajaba hasta muy tarde a diario porque se llenaba de consultas que atender y que regularmente seguía ayudando a sus padres con el negocio familiar. Aun me sorprendía el hecho de que sacara tiempo para ejercitarse y para mí. A veces me preguntaba si era un vampiro, pero como no brillaba como un diamante bajo la luz del sol o se quemaba hasta morir entonces descarte esa idea.

Mis preparativos consistían en que me había afeitado muy bien y me había hecho el lavado anal (en el cual me estaba haciendo casi un profesional). Ya estaba más acostumbrado a mi intimidad y ya no me avergonzaba tanto las cosas que, como hombre gay sexualmente activo que desempeña el papel como pasivo de la relación, tenía que hacer.

Dos horas en el baño me toma hacer la cuestión. Todo mientras escuchaba y cantaba las canciones de mis openings anime favoritos.

El timbre de WhatsApp de mi teléfono comenzó a sonar repetidamente. Lo tome rápidamente y lo revise. Tenía varios mensajes de Hanna, uno de Aless y otros varios, pero el que me estaba mensajeando insistentemente era Nathaniel. Abrí el chat y sonreí como tonto.

La Sorpresa Dell'amoreWhere stories live. Discover now