ÉL

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Me presento, me llamo Rebeca, pero todos me llaman Rebby. Hace tres años caí en una enfermedad, tenía anorexia. 

Durante ese tiempo tuve miedo a la comida, si si, miedo. ¿Por qué? Muy simple. En la escuela, siempre estuve un poco regordeta, nada fuera de lo común, pero mis compañeros se burlaban de mí, así que cuando alcancé la pubertad, dejé de comer.

Hacía deporte, patinaje artistico, me encantaba, y era buena en ello, pero mi enfermedad me debilitaba y lo tuve que dejar.

A los 16 años ingresé en un centro especializados en trastornos de alimentación. Ahora tengo 19 y en 2 semanas saldré de aquí. 

Ya estoy curada, bueno eso creo, ya que puedo realizar mis 5 comidas diarias sin ni una queja, es más, me encanta comer, amo la Nutella, ¿ no creen que es la comida más maravillosa del mundo?

He recuperado los kilos que perdí durante mi enfermedad, y puedo decir que estoy divina, o así me siento yo. Ahora ya me da igual lo que opinen los demás.

Estaba sentada con mis amigas en la sala de estar, charlando de lo que nos gustaría hacer al salir de allí. 

- Chicas, ¿ no les gustaría de verdad, conocer el amor ? - Les dije levantándome y poniéndome super ilusionada- Ir a fiestas, hacer deporte, jugar, saltar, ser feliz sin sentirnos cansadas y sin fuerzas.

Las enfermeras me dijeron que sería buena idea que me quedase 2 semanas más, para animar a las chicas, ya que yo era muy entusiasta desde que me había recuperado.

- Bah, eso nunca pasará, ¿ quien se enamoraría de una enferma? - espetó Jenny con desgana.

- Pero tía, toda vuestra vida no vais a estar enfermas, yo lo pude superar, y vosotras también. - le dije con una sonrisa. Algunas me miraban con una cara de felicidad enorme, otras sin más, decidían seguir así por mucho tiempo más.

- A ti que más te dará, si tu ya te vas, y nosotras seguiremos aquí por más tiempo. - Esa era Martina, era mi mejor amiga dentro de este centro. Recuerdo que entramos juntas y nos hicieron compañeras de cuarto, desde entonces nos hicimos inseparables, pero ella ahora esta molesta conmigo porque yo me he recuperado y ella se piensa que la voy a abandonar y no la veré más, pero no es así, yo la quiero, y siempre la apoyaré.

- Martina, sabes que yo vendré a visitarlas, las amo, son mis mejores amigas, jamás las abandonaría. - Mis ojos se llenaron de lágrimas, las echaría de menos al salir de allí.

- Venga, no llores tonta, nosotras te echaremos de menos. Te amamos Koalita. - Martina me llamaba así, porque decía que dormía mucho. Seguido vinieron todas, y me abrazaron.

De verdad amaba estas chicas y las echaría mucho de menos.

De pronto, llego la enfermera Janise con una sonrisa de oreja a oreja. 

- Chicas, tengo una buena noticia para vosotras. ¡Hoy vendrán unos chicos de la cárcel, para realizar unas actividades con vosotras! - Dijo con una sonrisa.

- Oh no ¿enserio? ¿maleantes? - esa era Jenny otra vez.

- No señorita, se equivoca. Ellos, están en sus últimos días en la cárcel, y son chicos de vuestra edad. El director de la Cárcel, el señor James, creyó conveniente que viniesen a relacionarse con gente aquí.

- Si claro, quieren ver si harían daño a gente enferma, ah ok todo perfecto. - se manifestó por primera vez Selena.

- Chicas, no más comentarios, vendrán a las 7 pm y arreglense, quizás conozcan algún joven apuesto. - Espetó seriamente y se fue.

ELLAWhere stories live. Discover now