QUERIDA LIBERTAD

8 0 0
                                    


NARRA REBBY


3 semanas habían pasado ya desde el día que vinieron esos chicos y hoy era el día, era mi día, hoy por fin saldría del centro, aun que ha decir verdad, echaría de menos a las chicas.

Me encontraba en mi cuarto empacando las últimas cosas que me quedaban mientras que conversaba con Martina.

- Te echaré de menos mi Koala. - Me abrazó.

- Yo a ti Marti, seguiremos en contacto lo prometo. - Le dije conteniendo las lágrimas.

- Te amo koaliiiiii - Me dio un beso en la mejilla y se apartó dejándome terminar de empacar las cosas.

- Yo a ti pequeña - 

Cogí mi maleta y la caja dónde estaban mis pertenencias y me dirigí al salón, allí estaban todas las chicas esperando para despedirse de mí. Las abracé de una en una incluida a la enferma Janise, la cual se puso a llorar.

- Prometo visitarlas chicas, y tenéis que hacer caso a Janise. - Espeté en tono de riña - Las amo chicas, hasta pronto.

Con millones de lágrimas en los ojos me dirigí a la parada de Bus que estaba a una cuadra del centro, ya que según me dijo Janise, mis padres no podían venir a buscarme. Me puse triste pensando que depués de 3 años sin saber nada de mí, no habían sido capaces de venir a buscarme. Y millones de pensamientos venían a mi cabeza. Las primeras semanas en la clínica me visitaban y traían regalos, pero con el transcurso del tiempo dejaron de venir, Janise me decía que estaban muy ocupados con el trabajo, pero qué menos ¿no?, era su hija.

Cuando por fin llego el bus, me subí y senté en uno de los asientos de atrás, coloqué mis audífonos en las orejas y me evadí de mis pensamientos quedándome dormida a los pocos minutos.

- Señorita, llegamos a Madrid centro, esta es su parada ¿cierto? - dijo el conductor.

- Si muchas gracias, hasta luego. - Me despedí y baje del autobús, mi casa estaba solo a 3 cuadras de la parada, así que me puse en marcha.

La verdad, echaba de menos esto, estaba deseando llegar a casa.

Caminé las 3 cuadras con los audífonos puestos, lo que hizo que se me pasara bastante rápido el tiempo.

< Por fin en casa > me dije a mi misma y suspiré al pensarlo.

Estaba en la puerta de casa y me sentía ¿nerviosa? Si, así me sentía, nerviosa.

Toqué al timbre, pero nadie contestaba. Toqué 3/4 veces más hasta que por fin alguien se manifestó.

- Ya voy - Era la voz de mi padre, la echaba de menos.

Abrió la puerta y frunció el ceño.

- ¿Qué haces tu aquí? - me espetó

- Ya he vuelto papi, ¿no te alegras de verme?-

- No te quedó claro que no queríamos saber nada de ti por lo que veo, ¿porque te crees si no que dejamos de ir a verte? - Mi cuerpo se tensó - Así que, lárgate ahora mismo, no queremos volverte a ver.

- Stefan dejála por favor - Gritaba mi madre desde el fondo.

- Lárgate - Me dijo por ultima vez y me cerró la puerta en la cara.

No sabía como reaccionar, me quede por unos segundos en la puerta con la boca abierta, sin saber que acababa de pasar, y que hacer con mi vida.

Las lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas y yo... yo... estaba hundida, esta vez, si había tocado tierra.

ELLAWhere stories live. Discover now