8/09/2018 10:05

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Ya en el mostrador donde habita una señora bastante amargada con unas gafas que parecen ser más grande de lo que de verdad necesita, porque no para de subírselas con el dedo corazón. Amparo no sabe muy bien si es con doble sentido eso de subirse las gafas con el dedo corazón, perfectamente se las puede subir con el dedo índice. También puede ser que sea una costumbre. Pero costumbre si o no... a Amparo le molesta porque no le parece muy amigable para la gente inocente. Como ellos.

Después de esperar una media hora para que la señora Rosa, la señora amenazadora del mostrador, metiera al grupo de tres amigos en su ordenador y por lo tanto en la información de la universidad. También hay que decir que la señora Rosa no se aclaraba mucho con el ordenador y parecía mentira que llevara más de 10 años trabajando como 'señora del mostrador'.

Ya fuera de la sala del mostrador, salen directamente hacía un campo de baseball  con el césped de un color verde, pero un verde tan llamativo que parece amarillo fluorescente.

Arriba del campo hay como unas gradas con sillas de plástico de color azul donde están sentados una mujer con el pelo perfectamente peinado y con un vestido rojo llamativo que seguramente es de fiesta y no para acompañar a su hija en el primer día de la universidad. Al lado de la mujer, también esta sentado un hombre con escaso pelo, con un traje que parece de terciopelo de color azul marino. Parece ser que la pareja se haya ido a una boda o a un bautizo y acto seguido a acompañar a María a la universidad.

María es una joven de 20 años. Tiene su pelo de un tono castaño tirando a rojo. Tiene la cara regordeta, unos ojos azules sin ningún destello y una gran boca en la que sus labios están pintarrajeados de un color rojo que no le sienta nada bien. Lleva un vestido de tirantes y por encima de sus rodillas grandes, seguramente obligada por su madre ya que ella odia llevar vestidos, con flores azules, blancas y verdes de diferentes tamaños que no la favorecía para nada.

María, al ver a sus amigos debajo de las gradas, dice algo a sus padres y baja con un ritmo tan acelerado que se cae de bocas por las escaleras. Mientras seguía bajando las escaleras haciendo vueltas y pegándose golpes por do quier a causa de la caída, Amparo y Álvaro van hacia su amiga. Lucía sigue riéndose de su amiga y no acude para ayudarla.

- Joder - suelta María - Me cago en la puta... me he caído.

- No me digas María - suelta riéndose Amparo mientras extiende su mano para que María se levante de una.

María mira con orgullo a su amiga, y sin avisar, la ahoga en uno de sus abrazos que agobian tanto a Amparo.

- Tía... cuanto tiempo. Tenía tantas ganas de verte. - María suelta al fin a Amparo y continua hablando - Vamos a liarla parda. Las clases empiezan dentro de dos días. Tenemos tiempo para ver cual es la mejor discoteca.

- María... - intenta llamar Amparo sin tener resultado ya que su amiga sigue en su mundo de alcohol y vivir la vida.

- Oooh - gruñe María - ¿Has visto la cantidad de tíos buenos que hay? 

Álvaro tose con ironía cuando escucha el comentario anterior de María.

- Hey pequeño hombrecito - le saluda mientras le da otro abrazo.

María llama a Álvaro de esa forma, pequeño hombrecito, por el simple hecho de que María, por culpa de su gordura y de su tamaño, es el doble de grande que el.

- Tu tranquilo... que lo de los tíos buenos era para mi... que sigo soltera...

- María. - vuelve ha llamarla Amparo.

- Sigo sin entender muy bien como decidiste salir con la tía esta cua


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