CAPÍTULO 18

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El labio inferior de Jenna tembló; era como si un cable invisible saliera del cerebro de Alex y se lo conectaran a ella, sintiendo todo lo que estaba sintiendo él; su traición, su dolor, su soledad, sus sueños rotos a lado de la mujer que amaba, con la que se había casado y planeado formar una familia para toda la vida.

Ella sujetó el rostro de él con suavidad, mirándolo con ternura, amor y lleno de comprensión.

—Sé que no es fácil, mi amor —Dijo ella, con ternura —. Sé que duele mucho todavía y que el dolor tardará en irse —Él cerró los ojos, quería que el dolor desapareciera ya —. Sé que te sientes muy solito y aunque no sientas por mi lo mismo que sientes por ella, sé que hay una conexión entre nosotros.

Él volvió a abrir los ojos. Si, había una conexión entre ellos, lo supo cuando la vio por primera vez en su oficina, trayéndole la taza de café; se perdió en esos bellos ojos y esa linda sonrisa; esa seguridad y alegría que transmitía. Le gustaba como era ella, le atraía su físico y su personalidad pero eso no era ni el uno por ciento que aún sentía por su mujer... No quería lastimar a Jenna, ella no tenía que pagar por eso.

—No quiero lastimarte...

—¡No lo harás! —Contestó rápidamente, recostándose sobre sus codos y haciendo que Alex se separara de ella, sentándose.

—Aún la amo... —Confesó con la mirada perdida en un punto del suelo.

Jenna sintió, una vez más, su corazón romperse. Sintió rabia, pero no lo demostró, ¿Cómo esa mujer fue capaz de herir a Alex? Él la amaba mucho y ella simplemente jugó con sus sentimientos. Ella se sentó, cubriendo sus pechos con su brazo izquierdo y con la mano derecha tocó suavemente el hombro de él, transmitiéndole todo su apoyo.

—Ya no quiero amarla —Sollozó —. Haz que el dolor se detenga, por favor — ¡Maldición! Se sentía tan estúpido, parecía un niño.

—Eso requiere tiempo, cariño —Intentaba endulzarlo con palabras, para calmarlo un poco y hacerle saber que ella estaba ahí para él.

—¿Lo amas? —Preguntó.

—No —Ella contestó, negando con la cabeza —. Él siempre fue amable conmigo, convivimos juntos, pero nunca nos amamos.

—Pero si te acuestas con...

—Shhh... basta, Alex —Lo miró con pena, se estaba lastimando más de la cuenta —. No lo volveré a hacer, porque me gustas tú.

Él la miró con los ojos cristalizados.

—Q-quédate conmigo. Ya no vuelvas con él —Sonaba egoísta, pero la necesitaba, no quería que estuviera cerca de ese imbécil.

Ella rió suavemente.

—¿Y dónde viviré? ¿Aquí? —Bromeó.

Él afirmó con la cabeza y Jenna abrió los ojos con sorpresa, ¡no lo decía en ese sentido!

—Oh, no, Alex...

—¿Acaso no te gusto? ¡¿Qué más quieres con ese desgraciado?! Él era mi mejor amigo, Jenna. A él le abrí las puertas de mi casa, le presenté a mi mujer...

<<Y de seguro ahora mismo está follando con ella, en su departamento>> Pensó Jenna.

—Entiendo, pero todo esto es muy precipitado, no nos conocemos tan bien, Alex, como para vivir juntos...

—Estábamos por hacer el amor —La cortó.

—Pero...

—Él no te gusta y yo sí.

Jenna rió con entusiasmo y Alex frunció el ceño confundido, ¿de qué se estaba riendo? ¿Acaso dijo algo gracioso?

—¿De qué te ríes? —Preguntó, molesto.

—De ti... —Dijo agarrándose el vientre de tanto reír —...eres un maldito manipulador. Está bien, está bien —Levantó las manos, calmando la risa a duras penas —, viviré contigo —Sonrió.

***

Nicolas besaba el cuello de Angelina mientras la penetraba, suavemente, acostados sobre la cama. Debería estar molesto con ella por haber aparecido sin permiso en su departamento y más por haber tratado de esa forma a Jenna... pero ¡joder! La amaba. Él daría lo que fuera por complacerla, incluso su alma misma. No negaría que la culpa por haberle traicionado a su mejor amigo, lo seguía atormentando.

—Angelina —Susurró sobre sus labios. Ella clavó sus uñas en su espalda y él gruñó de dolor y placer —, cásate conmigo.

Ella abrió los ojos y lo miró entre sorprendida y divertida.

—¡¿Qué?! —Exclamó, teniendo un ataque de risa, en pleno acto.

Nicolas la miró molesto y salió de ella. ¿Por qué se reía? Él le había propuesto matrimonio, quizá no fue la forma de hacerlo, pero ya no aguantaba más, la amaba y quería pasar el resto de sus días a su lado.

—Te amo, Angelina —Dijo, serio.

Angelina dejó de reír muy a duras penas. Resopló molesta, se lo estaba pasando tan bien y él lo tenía que arruinar con ese comentario estúpido e innecesario. Se recostó por el respaldero de la cama, cubriendo su cuerpo con una delgada sábana blanca y cruzó los brazos.

—¿Qué quieres? —Preguntó ella, con las cejas levantadas —Me la estaba pasando de maravillas, estaba por llegar al orgasmo cuando me saliste con... ¡con semejante estupidez! —Exclamó, molesta.

—¿Estupidez? —Preguntó, irónico, sonriendo sin humor —¿Así que eso piensas de lo que te propuse? Una simple estupidez.

—Nico —Dijo, sorprendida —¿No es obvio? Pienso recuperar a Alex, como sea.

—¡Tú no lo amas!

—Pero puedo vivir como una reina a su lado.

—Yo te puedo tratar como a una reina —Se inclinó un poco hacia ella, acariciando suavemente su mejilla con el dorso de la mano —; mi reina.

Angelina le sonrió de manera forzada y obvia y alejó su mano de su mejilla de un sopetón.

—¿Reina? —Preguntó, irónica. Señaló con el dedo índice a su alrededor, mirando con asco —. Esto no es digno de una reina.

—Pero, mi amor, podemos conseguirlo juntos, con mi trabajo y tu nueva carrera como modelo, ¡ganarás millones! —Sonrió de forma ilusa —No necesitaras de nadie más para solventar tus gastos.

—Una empleaducha como esa, no me quitará a mi marido.

—¡Angelina! —Gruñó, molesto — no seas caprichosa, solamente lo quieres por eso, por mero capricho.

—¡Yo no lo...!

Fue interrumpida por el timbre y ambos se miraron con los rostros confundidos. No pasaron más de cinco segundos cuando escucharon murmullos y luego tres golpes fuertes en la puerta.

—Nicolas, ¡abre! —Rugió, la voz de Alex.

LA ASISTENTE (CAPÍTULOS HOTS)Where stories live. Discover now