IV. ¿O tal vez no?

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Karl guarda silencio unos segundos

"Temo no poder responder a esa pregunta ahora. Hay demasiadas personas indiscretas en este entorno y no me gustaría provocarle problemas a una dama tan encantadora porque la vean hablando con un saco de huesos como yo"

La diferencia de edad a mí no me suponía un problema. Mi hermana se había casado con un hombre 15 años mayor que ella y, mi propio padre, era casi 20 años mayor que mi difunta madre. (N/A: En el pasado, eran frecuentes los matrimonios de mujeres jóvenes con hombres mayores que ellas, sobre todo en la aristocracia. Llegaron a documentarse casos en los que el marido podía tener 50 años y la mujer apenas llegar a los 20) Estaba ya acostumbrada a las diferencias de edad en los matrimonios

"Agradezco su preocupación, Karl. Pero creo que yo misma podría decidir que importancia darle a esas habladurías" 

Se me hace un pequeño nudo en el estómago al recordar que yo misma no les doy importancia. Sin embargo, mi padre siempre les ha dado demasiada importancia. De hecho es una de las razones por las que me encuentro aquí... A mi edad lo normal habría sido estar casada, e incluso esperando un hijo. También estaba el hecho de que mi familia pasaba por una situación económica no demasiado placentera

"Por lo que escucho, además de ser hermosa, eres inteligente... Creo que me gustaría haberte conocido antes. Ahora deberías pensar en volver a la fiesta. Me temo que debo esperar unos minutos más para no alimentar esos insidiosos rumores"

Oculto el sonrojo de mi rostro a duras penas mientras avanzo de nuevo hacia la casa. Afortunadamente, todos parecen demasiado entretenidos en el baile o en sus conversaciones para notar mi presencia. Quizás debería retirarme unos segundos al tocador y retocar los polvos para que nadie note el rubor que comienza a extenderse por mis mejillas, aunque sólo fuera por la insistencia de mi familia en mantener la palidez

El tocador está en una habitación separada y, afortunadamente para mi, no parece que haya nadie. Hasta que abro la puerta que lo separa del resto de la casa, no veo que ya está ocupado. Al principio, sólo puedo ver la espalda de la mujer que se encuentra en el tocador, permitiéndome ver una larga melena de pelo color lila que alcanza más allá de la cintura de la mujer, que lleva un vestido negro extraordinariamente ajustado. 

No puedo evitar sentirme incómoda al notar ese detalle de la prenda. Me he acostumbrado a llevar prendas discretas, tanto para mantener el decoro como para evitar el exceso de miradas sobre mi

"¿Hay algún problema, querida?" pregunta la mujer con un tono exageradamente meloso

Ahora que la mujer me está mirando de forma directa, puedo apreciar que tiene la piel muy pálida, incluso más que yo, que llevaba tanto tiempo sin poder ver la luz del sol. Quizás llevase una gran cantidad de polvos, el simple pensamiento me marea. Unos grandes ojos verdes de aspecto gatuno me examinan de arriba abajo con una expresión de completo desinterés, casi rozando el desprecio. Otro detalle que aprecio es el hecho de que su vestido tiene un pronunciado escote. Casi inconscientemente sonrío al pensar en lo que habría dicho mi padre al ver semejante espectáculo

"¿Puedo preguntar qué estás mirando con esa cara de boba?" el tono acaba de pasar de meloso a altanero

"A una dama barata" respondo sin alterar mi expresión antes de entrar en el tocador

Retoco rápidamente los polvos. Algo en aquella mujer me daba escalofríos, pero no lograba recordar el detalle exacto. Sacudo la cabeza mientras termino de guardar las cosas y salgo.

Trato de volver a la sala de baile pero, tras diez minutos dando vueltas, me doy cuenta de que me he perdido. Sólo sé que estoy en un pasillo, con numerosas puertas. Oigo pasos a mi espalda. Tal vez tenga problemas si alguien me encuentra aquí. Ese pensamiento hace que abra una de las puertas al azar y entre en la habitación con el objetivo de ocultarme

"Hacía tanto tiempo que no te veía" la voz me suena, pero ahora mismo no logro recordar de qué

Me atrevo a abrir ligeramente la puerta, dejando un pequeño resquicio para ver el pasillo. Un vestido negro con un adorno lateral blanco ocupa toda mi visión. Contengo un bufido ¿Cuantas veces me encontraré hoy a la mujer del escote exagerado?

"Ten cuidado, Cordelia" una profunda voz masculina responde al comentario "Mi hermano podría descubrirnos" 

La situación es realmente incómoda. Estoy a pocos metros de una pareja en la que al menos uno de los dos está con quién no debería. Contengo un nuevo respingo al ver una mano acercarse al picaporte de la puerta

"Venga....." dice Cordelia con un deje de súplica en la voz "Un poco de diversión no nos hará daño" 

"Oigo a alguien, debería irme" pasos al otro lado de la puerta 

"Ritcher, espera" pese a ello, el hombre se va. Una nueva silueta aparece a los pocos segundos

"Todo el mundo me señaló esta dirección para ir a buscar a la dama más elegante de la fiesta" se me hunde el corazón al reconocer esa voz

Como si necesitara más confirmación, el rostro de Karl ocupa en ese momento el espacio que me permite ver el pequeño resquicio de puerta que he dejado abierto

LÁGRIMAS SILENCIOSASWo Geschichten leben. Entdecke jetzt