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Otro día más en la oficina donde NamJoon se encontraba trabajando en la computadora tecleando cifras, mandando correos y reportes.

El teléfono de su escritorio sonó y lo contestó poniendo en alta voz.
Hizo una mueca de disgusto al escuchar la voz de su jefe de fondo que gritaba enojado quien sabe que cosas.

—El Señor Choi quiere hablar con usted en su oficina.— hablaba la secretaria de su jefe.

—Mmh... ¿Ahora?—

—Ahora.—

Y sin más NamJoon se paró de su silla para dirigirse a la oficina de su jefe con un caminar que pareciera que no tuviese alma.

Una mujer lo miraba hasta perderlo de vista para luego entrar en su pequeña oficina con cautela.

🔸

Una ves en la oficina de su jefe que estaba sacando punta a un lápiz y así dejarlo alineado con los demás.

—Sentado NamJoon.— lo invito con calma a lo cual NamJoon obedeció.
—Me siento infeliz NamJoon. Infeliz.— lo último lo dijo con ira mientras se paraba de su gran escritorio y se dirigía a su empleado.
—Preguntame "¿Por qué?"— ordenó.

—De acuerdo. ¿Por qué?—

—"¿Por qué qué..." Más específico NamJoon.—

—¿Por qué se siente infeliz?—

—Tus clientes me vuelven infeliz.—

—¿Que? ¿Hay quejas de algo?—mirando con duda a su jefe que seguía caminando a su alrededor.

—Yo sé manejar las quejas.— acomodo su corbata sonriendo. —Lo que no sé es que ¡Cómo saben tus clientes el funcionamiento interno de Seguritas! ¡Son expertos! ¡Expertos, NamJoon!— miraba al altl con desesperación.
—Desafian nuestras excusas, invaden los obstáculos ¡Han penetrado en la burocracia!—

—¿Lo que yo hice fue ilegal?—

—No.— negó entre dientes.

—¿Quiere que los clientes no reciban apoyo?— frunció el ceño.

—La ley requiere que contestes "No."

NamJoon alzó una ceja sin entender mucho a su jefe.

—Pero debemos ayudar a las personas.—

—¡Debemos ayudar a nuestras personas! ¡Nuestras accionistas en primer lugar!— NamJoon aparto la mirada con fastidio.
—¿Quién ve por ellos? ¿Eh?— el Señor Choi suspiró cansado para acomodar una hoja que se encontraba en su escritorio.
—¿Sabés que NamJoon?—

NamJoon puso sus ojos en aquel papel, era una carta de renuncia, suspiró mentalmente para mirar uno de los cuatro relojes que adornaba la oficina de su jefe,

Quería volver a casa.

Agradecía haberse reconciliado con su esposo en la mejor forma que NamJoon sabía hacer. En la cama. Aunque no podían dar lo máximo por los niños, agradecía enormemente que aún existirá la chispa entre ambos.

—Una compañía...—

—Es un enorme reloj.— finalizó la oración así evitando sus pensamientos impuros.

—Es un enorme rel- ¡Si! Me entiendes y solo funciona si todos los pequeños y grande se ajustan. Ahora, un reloj necesita limpiarse, lubricarse y ajustarse. Los mejores relojes son máquinas finas en grandes que coperan y fabrican en diseño.— rió por su propio chiste de relojes.
—Es algo metafórico, NamJoon ¿Entiendes?—

NamJoon escucho un queja y por autoreflejo miró a su izquierda donde pudo ver como un sujeto empujaba a otro a un callejón haciéndolo cae en la basura para luego golpearlo con violencia.
NamJoon estaba perplejo al ver aquello.

—¡NamJoon! ¡Mirame si te estoy hablandote Kim!—

—El hombre de allá, hay que salvarlo.

—¡Ese no es tema NamJoon! ¡Lo que discuto es tú actitud!—

—¡Lo están robando!— apunto dónde estaba el conflicto, el Señor Choi miro también pero con desinterés.

—Yo espero que no esté asegurado.— decía con gracia.

—Vuelvo enseguida.— NamJoon se paró dispuesto ayudar al hombre que está siendo asaltado.

—¡Detente ahí o te despido!—

NamJoon paró en seco, haciendo que el Señor Choi sonriera a gusto.

—Cierra ya.—

NamJoon cerro la puerta.

—Ven aquí ahora.— ordenó su jefe.

NamJoon salto la manilla dejandolo con marcas de su mano por la fuerte presión que ejerció y se dirigió dónde su jefe, miró por la ventana donde el ladrón tiraba una billetera.

—Me siento infeliz NamJoon, infeliz.

—El ladrón huye.— dijo entre dientes NamJoon.

—Que bueno ¿No? Asi estabas de quedarte sin traba- ¡Agh! —

Con rabia NamJoon sujeto de su jefe del cuello y lo alzó para luego lanzarlo hacia la pared con fuerza donde el pobre hombre atravesó más de cuatro paredes.

Los compañeros de NamJoon se asustaron y miraron con terror al causante de tal golpiza y rapidamente fueron auxiliar al inconciente hombre.

—Oh oh.—

🔸

En la sala de un hospital se encontraba el Señor Choi completamente vendado y en ella sale una persona. NamJoon al percatarse de quién se trataba lo persiguió para conversar con el.

—¿Cómo está?—

—Sanara.—

—¿Me despidieron? ¿No?—

—Ah. ¿Tú crees?— lo miro con incredulidad

—¿Que te digo Minho?—

—Nada que no me hayas dicho en el pasado.—

—Había alguien en problemas.

—Siempre hay alguien en problemas.

Ambos hombres se detuviera para dejar pasar una persona en camilla para luego pararse alfrente del ascensor y esperar a que llegase.

—Tenía que hacer algo.— se rasco la nuca mirando el suelo, parecía un niño regañado o más bien se parecía a TaeHyung cuando hacía algo malo.

—Si, siempre que dices eso significa mes y medio de problemas para mí NamJoon. Significa un dineral de los contribuyentes.—

—Ah... ya sé.— dijo carizbajo.

—Hay que pagar para que no hablen en la compañía, hay que pagar las abolladuras, deshacer memorias, reubicar a tu familia.— decía los pasos de memoria ya que no era la primera vez haciendo ésto tipos de trámites.

—Cada vez es más duro. Plata plata plata ¡Ésto no puede seguir así NamJoon!—

El asensor llegó y se adentro mirando nuevamente al alto.

—Se aprecia lo que hiciste en tus días de gloria, pero, eso días se acabaron. Apartir de ahora estás solo.— finalizó el agente Minho con rabias y cansancio. Detuvo el cierre de puerta al ver al hombre carizbajo por el pasillo.

Suspiró.

—Escucha NamJoon, te reubicó si quieres ¿Que dices? Por las viejas glorias.—

—No quiero hacerle esto a mí familia, su vida ya esta hecha ahora y debe continuar así. Gracias.—

—Cuidate y suerte.— Las puertas del ascensor se cerraran dejando a un NamJoon desanimado en el pasillo del hospital.

The Incredible. [NamJin]Where stories live. Discover now