Ojos de Mar [Haruka Nanase x OC] ✅

EXTRA 2

Cubrió su boca con una de sus manos mientras paraba en seco, el chico de ojos azules se acercó a ella, preocupado. La gente de alrededor susurraba y aquello solo lograba marearla más de lo que ya estaba.

Tomo una lenta y larga bocanada de aire, apoyando su cabeza contra el hombro del chico. Se reincorporó luego de unos segundos, sintiendo como las caricias en su espalda cesaban lentamente y el chico se separaba con su azul mirada pendiente de ella.

—¿Todo bien? —un grave susurro provocó que el corazón de Kai diera fuertes latidos, emocionado.

Asintió con la cabeza, devolviendole una suave sonrisa tranquilizadora.

Tan solo tenía 4 meses de embarazo y las nauseas ya eran parte de su rutina diaria. Habían empezado hace un mes ya, pero eso no quitaba el hecho de que siempre era tan desagradable la sensación de sentir que en cualquier momento podrías dejar salir todo tu organismo en segundos.

—¿Tienes todo? —le preguntó una vez estabilizada

Asintió con la cabeza, revisando su bolso de reojo.
Haru debía irse, el equipo lo esperaba ya en la fila de abordaje, sin embargo, él había insistido en quedarse junto a ella hasta el ultimo momento. Acarició su rostro con sus pulgares, teniendo que levantarse de puntillas.

A pesar de que, en la escuela, la diferencia entre ellos no era tanta, Haru había crecido muchísimo más y Kai se había quedado estancada.

Así que sí a pesar de ser alta, se veía pequeña a su lado.

"Último llamado para los pasajeros del vuelo B-232 con destino a Australia. Repito, último..."

—Tienes que ir —depositó un suave beso en sus mejilla—. Háblame en cuanto aterricen...

Se quedó en silencio, observando su rostro, guardando cada mínimo detalle en su cabeza. Era la primera vez que se separaban luego de volver.

—Haru, tienes que irte. Perderás el vuelo s...

Tomo su rostro delicadamente y se encorvó, Kai calló y sintió sus labios acariciar los suyos. Posó sus manos en su pecho mientras el daba leves caricias en la pequeña curva de su estómago.

Se separaron dolorosamente. Sus respiraciones se mezclaron y sus ojos se encontraron.

—Estaré bien —susurró Kai —. Ambos te estaremos esperando en casa, así que ve y da todo de ti

El chico asintió, depositó un suave beso en su frente y una última caricia sobre su vientre. Tomó la maleta entre sus manos y desapareció en la puerta de embarque.

Kai posó su mano sobre su vientre y sonrió, tranquila.

—Papá volverá, todo estará bien...

Esta sería la primera de muchas despedidas en el aeropuerto. Y Kai sabía que tendría que acostumbrarse a eso.