Memorias de un pasado doloroso

2.1K 207 65
                                    

—Steve... Y-yo nunca me imaginé...—trato de hablar, sin encontrar su voz, que salió entrecortada y susurrante.

—¿No sé supones que eres un genio, acaso?— preguntó sarcástico e indiferente —si eres tan inteligente como dices serlo, deberías saber que esto tendría efectos secundarios. El suero cambio muchas cosas en mi cuerpo, desarrollo una parte de mi que no debería existir y la hizo funcional. Tenía órganos femeninos y masculinos. Nos acostamos sin protección y concebimos a Peter, pero sigo siendo hombre, era obvio que aquella condición, sumado al desgaste al que sometí mi cuerpo, solo por cumplir tu anhelado deseo de verme muerto tendría consecuencias. Pero puedes dejar de preocuparte, tu no tuviste que sufrir por eso, tampoco tuviste que estar a mi lado para verlo, porque nunca estuviste ahí— le explicó con indiferencia y frialdad, ignorando el padecimiento del contrario, quien sentía aquello como pequeñas dagas incrustandose en su corazón.

—y-yo... Steve... Perdóname, se que cometí muchos errores y que fue muy grande el daño que te cause... Yo... Por favor, perdóname— pidió en un susurro, pues el dolor que sentía y el grueso nudo en su garganta le impedían hablar correctamente.

El castaño miró a los ojos del rubio, buscando en aquel que un día había lastimado sin una mísera pizca de compasión, el perdón que tanto necesitaba para poder volver a respirar con normalidad. Por un momento, los ojos del rubio se iluminaron y resplandecieron como llevaban tanto sin hacerlo, pero luego regresaron al mismo tono helado que mantenían, y se dirijeron al castaño.

—Sabes, Stark, espere dos, dos malditos años por escuchar esas palabras. Espere en la cama de aquel hotel a que regresaras y me dijeras que todo eso había Sido un error, que era mentira y que había una oportunidad de empezar de nuevo. Espere todas y cada una de las veces que intente acabar con mi vida aquel regresaras y me dijeras que era mentira, que era alguien valioso para ti y que dejará de lastimarme. Espere cuando me enteré de que albergaba una vida en mi interior, esperaba que regresaras y me dijeras que escaparamos juntos, que empezaramos de nuevo y que construyeramos un hogar para nuestro hijo. Te espere cada uno de los meses, en lo que veía con asombro y terror como mi cuerpo se iba consumiendo poco a poco, y me preguntaba cuanto podría resistir, temiendo no lograr alcanzar a darle la vida a mi hijo, esperaba que llegarás y que estuvieras a mi lado, acompañándome y dándome la fuerza que a mí me hacía falta. Te espere cuando casi lo pierdo, esperaba que llegarás y estuvieras conmigo, susurrandome palabras de aliento y diciéndome que todo saldrá bien, aún cuando mi temor e inseguridad no me permitían verlo de esa forma. Te espere cuando entre en labor de parto, esperaba que estuvieras ahí, a mi lado, ayudándome a soportar el dolor que sentí cuando enterraron el bisturí en mi carné, y a soportar el intenso dolor que en carne viva tuve que soportar por todo lo que me hicieron para traer a mi hijo a este mundo, sin tener derecho a ser sedado, por el riesgo que representaba para su bienestar. Te espere cuando sentí que la vida se escapaba de mis manos, cuando el dolor fue tanto que preferí huir a los brazos de la muerte para evitar tal padecimiento, cuando mi cuerpo no pudo soportar más, esperaba que estuvieras a mi lado, trayendome de regreso y haciendo que me afrerrara a la vida, dándome más motivos para salir del laberinto oscuro en el que me estaba sumergiendo. Te espere cuando quede en estado de coma, en ese momento, mi mayor anhelo era despertar y verte a ti y ver a mi hijo en tus brazos. Te espere cuando desperté, esperaba verte ahí, a mi lado. Pero nada de eso sucedió. Y espere largo tiempo una llamada, un mensaje, algo de tu parte o una noticia tuya, pero nada de eso llegó. Un día, sencillamente me cansé de esperar y me dije a mi mismo que saldría adelante por mi hijo y que dejaría de aguardar por lago que sencillamente no iba a llegar. Ahora, dos años después, estás aquí pidiéndome perdón, pero yo ya no lo necesito, no me hace falta, yo ya no lo quiero. El daño hecho, hecho esta. No pretendas que el vaso de vidrio que una vez lanzaste al piso sea el mismo, después de recogerlo y unir todas sus partes— exclamó, dejando salir el rencor, el resentimiento, el dolor, la furia y la tristeza que se había guardado por dos largos años. Su rostro estaba empapado de lágrimas por lo doloroso que era revivir los recuerdos de aquel tiempo tan traumático.

—Steve... En verdad me arrepiento de todo el daño que te cause. Te amo, y trate de buscarte, pero no te encontré— susurro con sinceridad y dolor, siendo cortado por el rubio. Su rostro estaba también lleno de lágrimas y podía sentir parte del dolor del rubio, así como una infinita culpa por haberle causado tanto dolor al rubio con sus acciones crueles y egoístas.

—¡¡NO ME MIENTAS!! ¡¡NO TE ATREVAS A HACERLO DE NUEVO!!— grito lleno de rabia y dolor, mientras lo miraba con frialdad. —no vengas salirme ahora con la misma historia de nuevo, no voy a caer en esa tontería. Tú no me amas, ni me amaste. Tú no amas a nadie más que a ti mismo, y jamás te preocupaste por buscarme— respondió furioso y dolido, mirándolo con rencor, resentimiento y... con odio.

—¡si lo hice! ¡En verdad que lo hice!— exclamó lleno de dolor y sintiendo como su corazón se partía cada vez más y más, al contemplar los ojos del rubio, que en antaño le había librado con ternura y amor.

—¡Estas mintiendo! ¡Jamás lo hiciste! Tenías un maldito teléfono al cual contactarme, sabías donde me ocultaba y tienes toda la maldita tecnología del mundo. Bien que supiste encontrarme para tenderme aquella trampa vil, pero jamás quisiste encontrarme para enmendar tu error— exclamó resentido y herido.

—¡Yo estaba cegado! Creí que había hecho lo correcto, y me vanaglorie de ello hasta que la realidad me cayó encima. Luego dure largos meses deambulando y sumergido en el licor, sufriendo por lo que sentía por ti, por todo el daño que te hice y por no saber que hacer...— exclamó tratando de explicarle al rubio su situación, pero causando molestia en este.

—¡Deja de excusarte por lo que no fuiste capaz de hacer! Asume tu responsabilidad y alejate de mi vida ¡Deja de causarme dolor y déjame en paz!— grito con dolor. —solo déjame, nunca estuviste para mí, me hiciste un daño inimaginable e intentaste matar a una persona importante para mí... Solo lárgate y déjame en paz— exclamó lleno de dolor y dejando que el sufrimiento saliese en sus palabras, mientras se dejaba caer en la cama, cansado y derrotado.

—¡Deja de mencionarlo a él!— bramó celoso.

—lo voy a mencionar todo lo que quiera. Bucky fue quien estuvo a mi lado antes y quien estuvo a mi lado ahora. Fue el quien ocupó el lugar que debiste ocupar tú— le rebatió, llenando de furia.

—o sea que en verdad si te revuelcas con él. Debí suponerlo— exclamó desdeñoso y celoso, despertando la furia del ojiceleste, al escuchar tantas blasfemias del que consideraba un hermano.

—jamas vuelvas a insinuar que tengo ese tipo de relación con James, me entendiste— le dijo furioso, mientras se ponía de pie y le tomaba de la parte delantera de la ropa que usaba, y le ponía de pie, obligándolo a mirarle de frente. —James es como un hermano para mí. Fue el quien me cuido cuando era un niño y quien me cuido ahora, cuando a ti te pareció entretenido jugar conmigo. ¿Acaso sabías más de nosotros de lo que cuentan los museos? ¿O más de lo que te contó Howard? No, no sabes nada. Y ni el mismo Howard sabe que tan fuerte es el vínculo que nos ata a él y a mí, así que piensa primero antes de hablar, claro— le dijo soltandolo y mirándolo con asco.

El castaño se arregló sus ropas, y lleno de dolor, impotencia, coraje y celos, tomó todos los documentos y salió de la habitación dando un sonoro portazo.

Cuando el castaño abandonó la habitación, Steve se dejó caer al piso, ahogado en lágrimas y sollozos de dolor, preguntadose porque la vida tenía que ser tan cruel con él.

Fábula de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora