fiesta no tan penosa.

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Después de calmar su estado de ansiedad y darle fin a su penosa fiesta, Pinkie Pie decidió guardar todas las decoraciones y las cosas que utilizó.

Cuando las cajas de decoraciones ya estaban llenas por la mitad, un golpe en la puerta llamó la atención de la triste pelirosa.

Se acercó a la puerta, dudando de si abrirla o no.

—¿q-quién es...?— preguntó con la voz temblorosa.

—¡soy yo, Pinkie, ábreme por favor!— el corazón de la pelirosa se aceleró al escuchar esa voz. Abrió lentamente la puerta, dejando ver a un chico de pelo castaño muy esponjado —wow, ¿qué pasó aquí?— el lugar ya no estaba tan bonito como antes; era un verdadero desastre; y Pinkie Pie tenía una cara de haber estado llorando.

—e-es que...— se avergonzó de lo que hizo; quizás sí tuvo que esperar más —c-creí que m-me habían dejado p-plantada... p-pero ahora estás tú aquí... gracias— sin esperar respuesta, Pinkie abrazó con fuerza a Cheese Sandwich, derramando algunas lágrimas, las cuales ya no eran de tristeza ni enojo.

El castaño correspondió el abrazo —claro. ¿Cómo iba a faltar a la fiesta de mi mejor amiga? Sólo me tardé mucho en llegar porque tuve un inconveniente.

—lo único que importa ahora es que estás aquí— Pinkie Pie sintió una alegría inmensa.

Ambos chicos celebraron la fiesta de la pelirosa; aunque el ambiente ya no era tan bonito y el pastel no estaba, todo era perfecto igual. Mientras se tuvieran entre ellos, la fiesta penosa ya no sería tan penosa.

Pity Party.Where stories live. Discover now