One shots De Libra •°||En Edición||°•

¡Corte!

-¡Libra! -exclamo Sagitario al ver a la chica entrar a la sala con una amplia sonrisa en sus labios, corriendo hacia esta.

-¡Corte! ¡Tomen un descanso de cinco minutos!  -grito una mujer a lo lejos apuntando su reloj repetidas veces.

-¡Hola, Sagi! -saludo la balanza de modo animado mientras que le regalaba una sonrisa de lado.

-¡Lib! -chillo el chico de modo muy poco masculino, abrazando a su pareja con una leve sonrisa- Te extrañe... Sabes muy dulce.

-Yo igual. -susurro la chica riendo levemente para luego besar castamente el mentón del chico- Te traje galletas, termine hace poco de hornear.

-Gracias. -murmuró el chico pasando una mano por su cabello azabache, guiñando un ojo de modo coqueto- Pero eres el único postre que quiero devorar hoy.

-¡Sagitario! -se quejó entre risas abrazando a su pareja riendo levemente mientras que un rubor cubría sus mejillas.

-¿Te casarías con migo? -pregunto de modo repentino, relamiendo sus labios causando que la contraria se sobresaltara.

La balanza comenzó a reír negando repetidas veces mientras que un puchero infantil se formaba en los labios del arquero.

-Sagi... Tienes una carrera, tenemos tan solo diecinueve años. -dijo con una sonrisa de lado enseñando sus hoyuelos- ¿No crees que tienes cosas mejores que hacer que pensar en casarte?

El pelinegro comienza a abuchear en forma de broma y leves risas escapaban de sus labios.

-que quede claro, la propuesta no tiene fecha de vencimiento, valida de lunes a domingo, las veinticuatro horas del dia, todas las estaciones del año, llueve o truené, y no es reversible, estas atascada con este arquero. -bromeo el pelinegro guiñando uno de sus ojos con una sonrisa divertida en sus labios, mordiendo su labio inferior para evitar que una carcajada escapará de sus labios.

-Eres el mejor, Sagitario. -suspiro la balanza con una sonrisa de lado, riendo levemente.

-Me amas, cuatro ojos... -murmuró divertido inclinándose levemente para así encontrarse a escasos centímetros de la chica, siendo arrastrando repentinamente hacia atras- ¡He!

-Sigue soñando, cariño. -se burló la chica cruzándose de brazos.

-¡Se acabó el descanso! -grito la mujer causando el bufido del pelinegro.