Cry baby

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Harry embestía con fuerzas al cuerpo jadeante que estaba debajo de él.

Aquella anatomía pálida, suave con un aroma a fresas y trasero deseable.

Tomaba de sus caderas, enterrando sus uñas en ellas, creando un mayor impulso para profundizarse en él.

El miembro del activo entraba y salía de esa estrecha entrada rosa sin piedad, creando espacio en su interior.

El choque de pieles sudadas dejaba un sonido morboso. El cual era acompañado por los gemidos de Harry.
El pasivo -que se llamaba Niall- sólo cerraba los ojos con fuerza, reteniendo sus quejidos lastimeros.

Los movimientos del dominante se hicieron más violentos, el glande chocaba con fuerza contra la próstata del rubio que tenía a su merecer. Gimiendo en alto, se vino en su interior.

Se apartó de él y se acostó a su lado, tomándolo entre sus brazos, notando que el chico estaba llorando, pero poco le importaba.

Calmó su respiración y lo obligó a verlo a los ojos, notando ese color zafiro tan hermoso y tan apagado. Su rostro rojo más labios lastimados.
No sintió culpa, claro que no.

Solamente le besó, probando esos labios que le pertenecían y que nunca iban a dejar de hacerlo.

-No quieras escapar de nuevo, ¿Me oíste, Niall? -Le tomó de la barbilla con fuerza, diciéndole con la mirada que hablaba más que serio. Vio al otro asentir lentamente y lo soltó.- Bien -Dijo sin más, llevando sus manos alrededor del cuerpo del pequeño, el cual temblaba levemente.-

Ya era un año en el que Harry había decidido que aquel niño torpe que siempre reía y jugaba con las flores, sería suyo.
Niall tenía diecisiete años, aunque su mentalidad era de diez. Medía 1.64m, siendo algo bajito para su edad y sexo. Su cabello eran color rubio, sus labios delgados con un leve tono carmesí rojizo, ojos azules y grandes, además tenía una gran personalidad.

Harry era más calculador y frío, aunque a veces tenía sus momentos de debilidad. Solía decir lo que pensaba sin importarle los sentimientos de los demás, era distante y cerrado.
Medía 1.80m, veintiún años, cabello rizado, labios gruesos, ojos color esmeralda.

¿Por qué Niall estaba con una persona como él?
Ni siquiera el chico lo sabía.

No estaba enamorado, claro que no.

Harry era un hombre adinerado el cual tenía toda la ciudad a sus pies, y pobre diablo el que se atreva a desafiarlo.

Su jerarquía era superior a los demás, parecía un completo burgués.

Su barrio era el típico de gente adinerada que pasaba su tiempo libre contando sus billetes.

Era uno de los Daddy's más deseados en todo New York, el "inalcanzable".

Todos y todas se morían por él. Eran cientos los rumores que decían que era un Dios en la cama y que podía hacerte correr sólo con dar unos azotes a tu trasero.
Y bueno, esos rumores eran ciertos. Harry Styles tenía esa habilidad en la cama que lo hacía destacar sobre los demás. Cada fin de semana escogía a un baby para pasar la noche y lograr que éste al día siguiente le cuente a sus conocidos y amigos, aunque éstos no le crean.

Por más que tenga a Niall, seguía siendo un hijo de puta el cual follaba con cualquiera sin importarle si éste ya tenía pareja.

Siempre estaba pendiente de los movimientos del rubio. No le gustaba compartir la hermosura de éste chico con los demás.

Su casa estaba llena de cámaras por todos lados. Las había colocado cuando el rubio quiso irse de la casa por primera vez a hurtadillas.
Tenía más de tres hombres trabajando para él, asegurándose de que el niño no pueda salir y levantar miradas de otros hombres.

Bad Daddy; nsWhere stories live. Discover now