Capítulo 5

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Jeon Jeongguk se despertó de golpe deseando que lo sucedido la noche anterior hubiese sido tan solo un sueño. Pero no fue así.

Lo supo con seguridad en el instante en que su cuerpo volvió a ser consciente del dolor que sentía en sus labios.

Jimin se había pasado gran parte de esa noche, devorándolos como si se creyese dueño de éstos. Los besó, lamió, mordió y torturó todo lo que estuvo en su mano y en cuanto su autocontrol estaba llegando a su fin, desapareció de allí antes de que fuese demasiado tarde e hiciese una locura mayor.

El chico de pelo castaño llevó una de sus manos hasta su boca, recordando la manera en la que el peli-rosa había abusado de ella.

¿Debía decir algo? ¿O sería mejor mantenerse callado?

Sabía lo que el segundo maknae de la familia Kim le había dicho: Que no debía decirle nada a ninguno de sus hermanos. Pero sentía que debía hacerlo.

Nadie tenía derecho de entrar en la habitación en la que él dormía y exigirle lo que Jimin.

Sus pies pisaron el suelo mientras su mente seguía procesando lo que debía o no hacer.

Se vistió y salió de su cuarto con la clara respuesta en su cabeza de hacer cómo si nada hubiese pasado.

Al fin y al cabo, Jimin ya había ejercido su pequeña venganza hacia él por haber permitido que Taehyung durmiese en su misma habitación. Así que ahora no tenía ninguna excusa más para seguir molestándolo.

O al menos eso creía.

De nuevo el más joven se hallaba en la cocina para, como cada mañana, preparar el desayuno a los propietarios de la casa.

Su mente intentaba no darle vueltas a lo que esa noche había sucedido. Pero sus pensamientos eran más pesados que la simple idea de alejarlos de su cabeza. Por lo que sus manos no trabajaban con la eficacia que debían.

Se detuvo repentinamente, dejando a medio hacer lo que estaba preparando, para coger aire y mentalizarse de lo que estaba atormentándolo en su cerebro.

Se tranquilizó un poco tras haber apartado la sartén de la vitro cerámica y miró en silencio las tortitas que ya había cocinado para sus mayores.

De seguro se veían con buena pinta y no dudaba que éstas supieran aún mucho mejor.

Se sintió más calmado al ver que al menos eso estaba funcionando y no volverían a despreciar su comida. Al menos eso esperaba él, quien había empezado su día sintiéndose un poco idiota.

Una voz que parecía oírse bastante lejana lo hizo volver a la realidad, enfocando su atención en el chico que acababa de entrar por la puerta.

— Jeongguk te estoy hablando —dijo el dueño de la voz—. ¿Es que estás sordo?

— Lo siento, hyung... —respondió en cuanto escuchó a Hoseok hablar— ¡Ahora mismo me pongo con el resto de las tortitas!

Sus manos fueron rápidas y en menos de un segundo, la sartén ya estaba de nuevo en el fuego, lista para cocinar más masa líquida y convertirla en sólida mediante el calor.

— No te hablaba por eso —Kim Hoseok volvió a oírse y sin que Jeon se lo esperase, lo volteó para que lo mirase—. Quería que me planchases un par de prendas —artículo sin poder despegar la mirada de los labios ajenos—. Aunque debo admitir que ahora me interesa más otra cosa.

Jeongguk se quedó en silencio esperando por las palabras que querían ser escuchadas de Hoseok.

No entendía a qué se refería con eso último que había dicho.

Living in a beautiful sin [Gguk Harem]Where stories live. Discover now