MI MÁSCARA [LawSan/ZoSan]

Introduccion

Disclaimer: Todos los derechos de los personajes de One Piece le pertenecen al mangaka Eichiro Oda.

Pairing: SanjixLaw, SanjixZoro, Zorox¿?, Lawx¿?

Advertencias: Tragedia, Angustia y drama. Leve OcC.

El ambiente era pesado y asfixiante, la tensión en el aire era casi palpable. Una horrible pelea iba a dar inicio de la cual ninguno de esos hombres saldría ileso.

Aunque solo se tratara de la lucha entre dos personas, ambos eran temibles piratas de un poder inmenso. La victoria seria decidida con la perdida de mucha sangre y posiblemente, una vida.

Los miembros de la tripulación de los Mugiwara exceptuando al capitán, se encontraban en la cubierta del barco con rostros que reflejaban preocupación y temor. Temor por el aura demoniaca que irradiaban ambos espadachines, mismos quienes se hallaban frente a frenteescudriñándose con odio, cada uno con una mano sosteniendo la empuñadura de sus respectivas espadas dispuestos a desenvainarlas y blandirlas en cualquier instante.

La luz rojiza del atardecer solo empeoraba la escena, el mar parecía teñido en sangre y las nubes negras con tonos rojizos daban la ilusión de estar en medio del mismo infierno.

Hacía calor, mucho calor. El hedor a azufre parecía real. El ángel de la tentación, del engaño, del orgullo y de la misma muerte, tenía forma humana y un sutil olor a tabaco, el mismo se encontraba en medio de los demás como un mero espectador.

Sanji era consciente de que fue el responsable de la perdición de sus propios compañeros, pero en ese momento su expresión fría y tiesa era su escudo.

La tristeza, la rabia, ¡El dolor! Todos sus sentimientos estaban ocultos en ese semblante serio que por años fue su Máscara.

Y aprendió de mala manera a que nunca debía retirársela.

— ¡Sanji! ¡Por favor, has algo! —Chopper gritaba con desesperación aferrándose a la pierna del joven cocinero. Sus lágrimas tibias caían a borbotones por su rostro y su entrañable llanto podría romper el corazón de cualquier ser en el mar.

— ¡Sanji!

Sanji entrecerró los ojos. Él quería hacer algo, no era necesario que se lo dijeran, pero...

Pese a que su rostro no mostraba su verdadera preocupación, su cuerpo se rebelaba, no reaccionaba, no podía moverse, sentía que si daba un solo paso, ingresaría a un área peligrosa y cruzarla podía costarle la vida.

— ¡Sanji-kun! —Nami se cubrió la boca con ambas manos el momento que Roronoa Zoro con sus tres espadas blandidas arremetía en contra de Trafalgar Law, el capitán aliado.

— ¡Mierda, deténganse ustedes dos!

Había jurado no inmiscuirse nunca más. Se había prometido a no escuchar a su corazón cuando se trataba de esos dos. Había matado su interior para no tener que volver a estar en la posición de elegir qué partido tomar sabiendo que él no significaba nada en la vida de nadie.

Pero por sus amigod él era el único que podía hacer algo.

El tiempo transcurría como en cámara lenta. Law se puso a la defensiva dispuesto a recibir el mortal ataque.

— ¡Law! ¡Marimo!

Sanji fue ignorado como siempre, como al principio de esta horrible historia de amor, siempre hecho a un lado como si su opinión no significara nada. Ya estaba cansado de esto, pero si no los detenía, la única persona que sufriría seria su capitán.
Si,  esos dos idiotas estaban por matarse solo para ser el dueño del amor de Mugiwara no Luffy a pesar de que Sanji fue el que amo a esos dos con todo su corazón.

La vida estaba llena de ironías.

¡Maldición!

Yo no...

Los ojos de sus amigos se inundaban de lágrimas mientras duraba el encuentro. Sangre roja los alcanzaba como gotas de lluvia arrastradas por el viento. Estelas de luces carmesís acompañaban cada veloz movimiento cortante de las espadas. El olor a sangre se elevaba de las manchas rojas del suelo.

Uno iba a ganar y el otro moriría si no hacían algo para detenerlos.

Yo...

No puedo estar solo observando cómo se matan entre ellos.

¡No podría vivir si algo malo le suceda a alguno de ellos!

Sanji se movia mucho antes de que se oyera otro chocar electrizante de espadas.

Me hicieron daño...

Pero no puedo odiarlos después de haberlos amado tanto.

¡Mierda!

Estaba en medio de ellos antes de que alguno reconociera quien era. Estaba ahí, frente a esos ojos plateados y cafés que una vez le mostraron algo de afecto.

Con su pierna en alto tenía que frenar aunque sea a uno de ellos porque sabía que no podría detener a los dos.

Mi corazón no soportaría ver nuevamente sus rostros llenos de dolor.

No podría.

—Lo siento...

Arhhhhhhh!!!!

Estoy encendida!!! voy por todo en esto!!!

No me dejare vencer, maldita sea!!!

💖💖💖