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Lucy me mira de lo más inexpresiva posible cuando me ve de pie afuera de su casa; parece como si hubiese estado esperando que yo apareciera aquí en algún momento.

De la misma forma me invita a entrar, y cuando tomo asiento en el largo sofá de cuero blanco, ella suspira con pesadez sentándose a mi lado mientras apaga el televisor con el mando a distancia.

—Supongo que ya sabes de Natsu... —dice con aire taciturno.

Yo me acomodo en mi asiento para mirarla a los ojos preocupado.

Desde que le ocurrió lo que le ocurrió en Boston, nunca más volvimos a hablar de verdad; nuestra única cercanía posterior fue un abrazo duradero y reconfortante que pude darle como única manera de apoyo ante lo que le había pasado. Cuando ellos se vinieron, Lucy también habló conmigo, pero eso solo para decirme que ella no era estúpida y sabía que algo había pasado el día anterior como para que Juvia y yo casualmente aparecieramos en el aeropuerto a última hora; también me dijo que dejara de ser tan marica y que la próxima vez que habláramos quería escuchar que Juvia y yo ya estábamos juntos.

Literalmente ella había usado esas palabras.

No obstante, a pesar de que en esos momentos parecía estar bien, ahora mismo su aspecto es taciturno, indiferente; está tan seria que da la impresión de haberse muerto todas sus emociones.

—¿Estás bien? —pregunto con calma.

—¿Me veo bien?

—No exactamente...

—¿Entonces? Lo que se ve no se pregunta, Gray.

Suspiro.

—¿Qué tienes? —intento cambiar la pregunta—. ¿Por qué no te ves animada como siempre?

Ella suspira de vuelta recostando su cabeza en el respaldo del sofá como si reviviera en su mente los momentos que la tienen mal.

—¿Por qué estaría feliz cuando mi verano ha terminado de esta manera?

—¿De esta manera... ?

—Hecho un desastre. Sin mencionar que esta también era mi luna de miel.

—Vamos —intento ser optimista—. ¿Me vas a decir que el tiempo que pasamos en Newquay no fue divertido y romántico entre tú y Nat?

Entonces me mira con algo de hastío.

—¿Te refieres a los días en que estuve matando a mi hijo de manera inconsciente?

Mi boca se queda abierta, incapaz de decir nada frente a sus duras palabras para sí misma; y ella, al darse cuenta de lo que dijo, suelta un quejido cubriéndose el rostro con arrepentimiento.

—Lo siento —dice—. Sé que las cosas no han sido así; que no ha sido culpa de nadie, solo que yo tengo una complicación... Pero a veces es tan difícil pensar de esa manera.

—No... No te preocupes.

—Sí me divertí al inicio de las vacaciones —confiesa dejando caer sus manos—. Pero ha terminado conmigo en el hospital por un aborto espontáneo; ahora tengo un terapeuta, y Natsu se ha ido a pelear con su hermano porque este despreció un hijo que nosotros seguramente no podremos tener. De repente mi vida se ha vuelto de un color tan mierda, que mi esposo se ha encerrado en reclamar la custodia de su sobrino porque ya está convencido que conmigo no va a tener nada así.

—Por Dios, Lucy, sabes bien que esa no es la verdadera razón por la que Natsu quiere hacer eso...

—¿Y tú? —se pone de pie sin escucharme—. ¿Y Erza? ¿Y Jellal? ¿Sabías que después de este hijo Erza ya no podrá tener más? Y es muy probable que nazca dentro de poco; prematuro...

One more time [Parte II] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora