Capítulo 2 : Primeras miradas

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Camino con paso lento por el parque. El buen doctor me dio un aventón después de las clases hasta el centro de Arcángel y luego se llevó a Loti derechito a su casa que se encuentra en el lado este del pueblo. La parte adinerada; no suelo ir mucho ahí, ya que todo es tan lindo y ostentoso, que me hace sentir incomoda, siento que desentono con todo el lugar, entre mi humilde apariencia y mi poco amor propio, soy básicamente un pez de rio nadando en un estanque de peces tropicales . Debe ser lindo que tu papá te recoja todos los días después de clases, yo no recuerdo si mi padre lo hacía cuando estaba vivo, la verdad es muy poco lo que recuerdo de ellos, y cuando hago el esfuerzo de traer mis viejas memorias al presente solo consigo terminar con un horrendo dolor de cabeza y en el peor de los casos termino en la camilla de urgencia por una crisis de pánico. "amnesia de estrés post traumático", es el nombre del padecimiento, con el que los doctores me diagnosticaron a los ocho años. Fue entonces cuando mi tía tomo la decisión de mudarse aquí y alejarme de las grandes ciudades y de cualquier cosa que me pueda causar otro cuadro de pánico.
Estas al borde de ser depresiva suicida. Chasquea mi yo malvada desde una esquina de mi subconsciente. Le saco la lengua y la encierro bajo siete llaves.

Iba tan distraída que no me fije en la escalera que tenía en frente y mi pie pasa de largo por los escalones y el resto de mi cuerpo lo acompaña. Instintivamente coloco mis manos por delante y detengo mi caída que hubiese resultado con algo más que simples rasguños y moretones. Respiro profundamente intentando controlar la arritmia causada por el susto. Hasta ahora este día, apesta. Me pongo torpemente de pie y verifico que nadie me haya visto. Todo despejado. Solo una pareja de novios sentados en el césped besándose como si hubiese mañana. Reviso los daños causados: una rodilla raspada y un corte en la palma de mi mano izquierda. Bien pudo ser peor. Pudo haber sido mi cara. Saco un pañuelo de tela de mi bolsillo y lo uso como venda improvisada para contener el mini derrame de líquido vital que fluye de mi mano.

A pesar de que no había muchos testigos no puedo evitar sentirme avergonzada y con ganas de que la tierra me trague o tener la habilidad de retroceder el tiempo. Pero no pasara ni lo uno ni lo otro.

-Hola muñequita ¿Por qué tan sola?- una desconocida voz masculina me pone los pelos de punta por lo indecoroso de su tono, me doy la media vuelta para ver quien es- no me esperaba encontrarte por aquí.

Retrocedo instintivamente. Es uno de los chicos de esta mañana. Me advierte la vocecita en mi interior.

-Hey. ¿A dónde vas lindura?- me dice otro chico con el que choco por ir retrocediendo. Me aparto rápidamente. Su mirada me envía una señal de advertencia.

Sin saber cómo, en fracciones de segundo me encuentro rodeada por cuatro chicos mayores que yo, y para mi mala suerte no hay nadie más cerca, la pareja de hace un rato desapareció en el aire. Esto no está bien, dudo mucho que solo quieran saludar. Murmura aterrada mi yo maligna. Trago saliva tratando de ignorar mi preocupación.

-¿Que pasa muñequita, estas  asustada?- me dice con clara burla en su voz, el primer chico que es rubio- no te haremos nada. Si es que cooperas eso sonó como una amenaza.

-¿Qué quieren?-digo con increíble valentía

Los otros tres chicos ríen de una broma que yo no entiendo. Mierda. Esto es malo. Repaso rápidamente mis clases de defensa personal que tomo desde los nueve años. Tengo la técnica muy clara, pero jamás he tenido que usarla fuera del gimnasio, no he tenido que aplicar la inmovilización en la vida real, y no creo que pueda valérmela con cuatro al mismo tiempo. ¿Qué otras alternativas tengo?, ¿gritar? ¿Huir?.... no creo que nadie me escuche gritar y si lograra salir corriendo estoy casi segura de que ellos me darían alcance rápidamente. Miro atenta a mí alrededor. No tengo muchas posibilidades.

Bloody FateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora