Chocolate

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Tony jamás creyó que podría sentir odio por una de sus golosinas favoritas.

¡Por favor! Era chocolate, rico, delicioso y dulce chocolate.

Pero, verlo de esa manera, desparramado diabólicamente sobre los labios rosaditos y carnosos de su rubio sueño húmedo era otro nivel.

¡Por la ciencia! Eso no podía ser legal de ninguna forma, menos con esa cara de disfrute que adornaban las facciones talladas por los mismos angeles de aquel rubio inocente que atormentaba sus noches con fantasías dignas de película porno y que mantenía su mente ocupada en los días, deseando cosas que no podía tener.

Quizás, lo que más molestia le causaba, más que el hecho de saber qué jamás tendría una oportunidad con el rubio o más que aquel chocolate cubriendo y tocando lo que él se moría por probar, era el hecho de que esos estúpidos chocolates fuesen un regalo de la agente Carter por el día del amor y la amistad.

¡Joder! Él podía regalarle una fábrica de chocolate completa si lo deseaba, pero, era el miedo al rechazo que no le permitía avanzar como quería. Por primera vez, él, un Playboy reconocido, tenía miedo de hacer evidentes sus intenciones con alguien que era de su interés.

Pero, había que tener claro que no se trataba de cualquier persona, estaba hablando de Steven Rogers, el mismísimo Capitán América, él era alguien diferente y especial, por lo que jamás debía ser tratado como una simple conquista.

Tony quería más que una sola noche o unos cuantos besos. Tony, está vez, quería algo completamente serio y duradero. Quería levantarse todos los días y ver su rostro al despertar, quería estar con él en los malos momentos, así como en los buenos, quería ser el compañero de este durante todo lo que durará su vida y recorrer tomado de su mano el camino que le deparará el destino...

Quizás pensaba todas estas cursilerías porque se había enamorado perdidamente de aquel hombre, quien al conocerle no había caído ante sus encantos, entre las otras grandes virtudes que poseía y que habían logrado cautivarlo por completo.

*****

Tan inmerso estaba en sus pensamientos que no notó al hombre que se acercaba con un pequeño presente en la mano, hasta que esté llamo su atención.

—Tony...— llamó al notar que el hombre no había reparado en su presencia, poniéndose más nervioso de lo que estaba por lo que iba a hacer.

—me llamabas, Capipaleta— le preguntó, aparentando normalidad y fingiendo que prestaba atención todo el tiempo. Internamente, trataba de mantener el control sobre si, puesto que el hombre enfrente suyo cargaba un rostro de timidez e inocencia pura, aparte del rubor que cubría sus mejillas y los rastros de chocolate que aún permanecían sobre sus labios.

El rubio solo suspiro por el apodo, pero aún así, se mantuvo firme en su intención.

—estamos celebrando el día del amor y la amistad, y pues... Yo te hice algo. No es mucho comparado con lo que puedes recibir, pero creeme cuando te digo que lo hice de todo corazón— empezó a balbucear nerviosamente, mientras le extendía un chocolate en forma de corazón con una mitad de chocolate blanco y otra mitad de chocolate semi-amargo.

Tony, sorprendido, lo recibió, sintiendo como su corazón latía frenéticamente, y sin ignorar el detalle en las manos del rubio, las cuales tenían pequeñas marcas rojas, al parecer de quemaduras.

—gracias, Steve— atinó a decir simplemente, sin su tono habitual de sarcasmo e ironía, mezclado con egocéntrismo.

—hay otra cosa, pero tengo miedo de lo que pueda pasar— confesó nervioso, bajando la vista y moviendo sus manos frenéticamente, tratando de controlar su nerviosismo.

—anda, con confianza, para eso están los amigos— le dijo con jovialidad, sin saber lo que sus palabras causaban en el rubio.

—ese es el problema, Tony. Yo no quiero seguir siendo tu amigo— dijo con seguridad y Tony no tuvo tiempo de analizar esas palabras, pues sintió la presión de unos labios carnosos y dulces sobre los suyos. Estos se movieron con suavidad, antes de apartarse por no ser correspondidos. —y-yo Tony... Yo lo siento, solo... Solo no podía ocultarlo más— dijo abatido, con la mirada baja y el corazón roto.

Llevaba mucho tiempo enamorado de Tony, pero temía decírselo, y vio en esta celebración una excusa para confesarle todo lo que sentía. Él no era bueno con las palabras, por eso prefirió las acciones. Lamentablemente Tony no le correspondía, o eso pensaba, pues el menor, al no sentir su toqué, tomó su rostro y sin darle tiempo de pensar, lo beso con fogosidad e intensidad, tratando de borrar todo espacio a la duda que el rubio pudiese tener.

Ambos estaban felices por ser correspondidos, sin embargo, había una pregunta importante que había que resolver...

—aclarado este punto... Donde lo prefieres, soldadito... ¿En la cama o sobre la mesa?—

Si, Tony no se iba a quedar con las ganas de probar ese cuerpo y ese rubio ya había jugado demasíado con su autocontrol. Luego le aclararía todas y cada una de sus dudas, ahora, lo importante era darle su regalo... Un gran regalo. 

*****

Si eres de Colombia, Feliz día del amor y la amistad.

Espero que pasen un buen día al lado de sus seres queridos y amigos...

Saludos.

Mas StonyNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ