இ o11. Inuzuka Kiba.

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Con ambas manos se levantó complicada por el fuerte golpe que recibió de parte de su amiga

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Con ambas manos se levantó complicada por el fuerte golpe que recibió de parte de su amiga. En un segundo, la Hyūga se encontraba a su lado ayudándola a quedarse de pie, preocupada por los posibles daños que podrían haberle causado su patada.

— ¡Lo siento! ¡Lo siento mucho!— Entre torpes gritos Hinata la soltó por un momento para poder agacharse en modo de disculpa, lo que provocó que [T/N] cayera de espaldas de nuevo al suelo, al no poder mantenerse en pie por culpa de su pierna derecha. La chica de ojos peculiares soltó un grito y volvió a disculparse desesperada—. ¡[T/N]-chan lo siento! ¡Discúlpame por favor!

Los fríos ojos de la humilde chica se achinaron levemente junto a una tierna sonrisa—. No te preocupes Hinata, estoy bien. Solamente me desequilibré.

Intentando levantarse sola, [T/N] volvió a perder la coordinación de sus pies y estaba a punto de volver a caer a suelo, pero Shino evitó su caída colocándose detrás de ella y sujetándola de sus axilas. La sangre se acumuló en las mejillas de la adolescente, que nerviosa por la cercanía de su amigo volvió a caer, pero esta vez, con el chico incluido.

— ¡Shino-kun! ¡[T/N]-chan!

Hinata gritó a la vez que se agachaba al lado de ellos para incorporarlos de nuevo. A los pocos segundos se escucharon de lejos los ladridos de Akamaru y los pisotones de Kiba detrás del enorme perro.

— ¡[T/N]! ¡Hinata! ¿Están bien?

El castaño se lanzó al suelo para revisar a su compañera peligris. Con cuidado tocó su pierna derecha, y al escuchar un amargo siseo de parte de ella, supo de inmediato que ese era el problema.

— Shino, Hinata, van a tener que ir a la misión solamente ustedes dos.

— ¿Ah? ¿Qué? Pero Kiba, te necesitamos a ti y a Akamaru para esta misión.

Sin hacer caso a las quejas y palabras de su amigo, Kiba cargó entre sus brazos a su flechazo secreto y afirmó su agarre para que no cayera.— [T/N] necesita ir al hospital para que le revisen la pierna. No puede ir sola y tampoco quedarse tanto tiempo sin compañía. Akamaru y yo estaremos con ella mientras ustedes hacen la misión.

— Pero, Kiba-kun...

— Ya dije lo que iba a hacer Hinata,—Le interrumpió el joven sin mirarla— por favor, vayan a la misión antes de que sea demasiado tarde.

[T/N] permaneció en silencio, escuchando toda la disputa. Todos eran amigos desde que tenían memoria, y ella sabía muy bien que no debía meterse en una pelea verbal con Kiba, porque él siempre terminaba cediéndole la razón en todo momento, y para ella eso era bastante irritante y cargante.

Cuando ambos ya dejaron de ver las cabezas de sus amigos, los dos junto a su fiel compañero perruno, comenzaron el trayecto hacia el hospital. Todo a paso lento, dándoles tiempo para observar el paisaje que el prado les proporcionaba.

— Es un bonito día.

— Lo era hasta que fuiste patosa y te torciste la pierna derecha por no haber prestado atención a los movimientos de Hinata. Pudiste haber evitado ese golpe que te dejó fuera de juego en unos momentos.

Avergonzada por el tono de reprimenda con el que se lo dijo, la chica bajó la cabeza para quedarse mirando sus pies durante unos cuantos minutos. El silencio volvió a reinar entre ellos, y lo único que se podía escuchar era la alterada respiración de Akamaru debido a que no dejaba de correr de un lado para el otro, disfrutando todavía del día en el prado.

Tanto Kiba como [T/N] querían hablar. Normalmente siempre eran los demás que empezaban la conversación y los añadían en esta. Por tanto era un poco incómodo que alguno de ellos tuviera que empezar con un tema al azar para que el otro lo siguiera.

— Hace un bonito día,— Volvió a repetir ella intentando sacarle una sonrisa o algo por el estilo al castaño. Cosa que consiguió a los pocos segundos.— ¿no vas a decir nada?

Kiba rió, subiendo su mano izquierda hasta su frente, y empujando hacia atrás para poder quitarse la capucha que cubría todo su cabello. Al dejarlo a la vista, se pasó la mano rápidamente por este mismo, y después volvió a bajarla bastante nervioso.

— Es un bonito día,— Reafirmó moviendo su mirada de un lado para el otro—.

De nuevo, volvieron a quedarse en silencio, sin saber qué decir. En una mala pisada, [T/N] sintió el dolor subiendo por su pierna, hasta calarse en su alma y dejar salir un gemido adolorido. Con rapidez cayó de bruces contra el suelo, siendo recogida a los pocos segundos por su compañero de equipo.

— ¡[T/N]!— Gritó el chico nervioso al haber visto la caída tan violenta, pero al mismo momento con actitud molesta replicó—. ¿Eres tonta? Ahora eso debe estar mucho peor, caíste literalmente sobre él.

— Gracias Kiba. Si no me dices ni cuenta me doy de que probablemente me he dejado peor la pierna.—Aquel sarcasmo tan característico de ella, solamente hizo que el menor del clan Inuzuka rodara los ojos y apretara su agarre contra ella. Sus medianas manos, rondaron por el cuerpo de la peligris, dejando su antebrazo del brazo derecho debajo de sus rodillas, y su brazo izquierdo rodeando los hombros de [T/N]—. Espera, espera. Kiba, ¿qué demonios vas a hacer?

Sin contestarle a aquella pregunta tan idiota, el chico prefirió actuar y dejar que ella lo adivinara. Aplicó un poco de fuerza y la levantó entre sus brazos, comenzando de nuevo con la vuelta a la aldea, pero esta vez cargándola entre sus brazos.

— Así no vas a volver a tropezarte, torpe.

Sus castaños ojos estaban fijos en el camino, pero podía sentir la insistencia de aquellas orbes grises como la niebla. A pocos metros de la entrada de la aldea de la hoja, Kiba fue frenando sus pasos. Fue ahí que por fin bajó su mirada para toparse con ella.

[T/N], sonrojada y nerviosa a límites realmente estratosféricos ya que sus rostros estaban más cerca de lo que normalmente estaban, solamente pudo taparse la cara con ambas manos, y rogarle al primer Hokage que Kiba la dejase cuanto antes en el hospital.

Volviendo a retomar su caminata, el castaño ralentizó su paso. Extrañamente, quería tener durante un poco más de tiempo a [T/N] entre sus brazos. Se sentía cómodo, se sentía bien.

Ambos en el fondo se sentían bien. Les gustaba aquel calor que comenzaba a expandirse por sus corazones.

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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora