Hasta las bolas.

Cuando hay palta, ¡no hay limón!

-¿Qué haces bola? -murmuro, mientras miraba a su chico desparramado sobre el piso, rodeado de pinceles y acuarelas.

-Quiero poner un cuadro en esa pared, en frente de la mesa, pero no encontré ninguna imagen copada. Así que lo voy a hacer yo -Murmuro, limpiando sus manos con un trapo de mil colores. Estiro el cuello hacia él, recibiendo un beso automáticamente. Si, amaba esa sincronía.- ¿Te gustan estos colores? Combina con la lampara de pie.

-Como voz quieras amor, -El anaranjado nunca fue su favorito, pero cuando al cabezón se lo ponía algo en la cabeza, no le importaba mucho su opinión. Era más como un "Decime que los colores son lindos, y no jodas"- El azul esta bueno.

-Si, ¿Qué comemos hoy?

-No tengo hambre, preparo unos mates, ¿queres? -Era obvio que iba a querer, ninguno de los dos eran de cocinar, al principio de la convivencia habían planeado tomarse turnos, pero al final terminaron comprando viandas a Doña Natalia.

-Dale, haceme unas tostadas, hay palta en la heladera. -

-No hay limón.

-¿Por qué nunca hay limón?

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No se porqué, pero pienso en estos pibes y me dan ganas de escribir como conversaciones aleatorias, que se yo, es más que nada para practicar y obligarme a escribir esto por lo menos para no perderle la costumbre a este hobby que tengo tan abandonado.

A los que leen esto y además escriben, ¿no les pasa que tiene personajes que han creado y que son sus favoritos? Es cómo que piensan una historia y dicen "Ay, les queda re bien a ellos". Son como los personajes consentidos, los comodines, bueno, estos muchachos son los míos. Uno se llama Peter.