4 Meses

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Akutagawa había hecho un trato con el presidente de la agencia, pero eso no quitaba el hecho que le seguía aterrando el pensar que no sería padre de uno, si no de varios, mirar a Atsushi cada mañana le causaba escalofríos.

Esa mañana había sido diferente, el mafioso despertó mientras se estiraba y notó que Atsushi no estaba, se levantó, estaba dispuesto a buscarlo después de usar el baño, allí fue donde lo encontró vomitando - ¿qu-que te pasa? – pregunto el azabache mirando al albino

- Mareo...es-estoy mareado

- ¿pues qué hiciste?

- Nada, estaba dormido y – Atsushi no siguió hablando, el vómito había ganado de nuevo

- Demonios Jinko – se quejó el mafioso

- Deja de decir groserías y ayúdame – pidió alzando su mano y el mafioso lo ayudo a levantarse, pero fue aún más grande su grito

En realidad fue un grito silencioso pues Akutagawa se había quedado en estado de shock - ¿Ryu? – le llamo pero el azabache no respondió

- ¿qu-que comiste?

- ¿Por qué?

- Tu estomago

- Ah – expreso el albino sonrojándose – a-así amanecí

- Es enorme

- Ap-apenas creció un poco, que mentiroso

- ¡Es-es enorme!

- ¡Para de decirlo!

- No me grites

- Tu no me grites

Sí, seguían siendo los mismos chicos de siempre... aquel día, Akutagawa iba de incognito, mientras habían salido juntos, tenían muchas dudas y querían resolverlo todo, terminaron en la biblioteca buscando libros de maternidad así como comprando algunos de tiendas y aunque Atsushi se sentía bien para cargar, los constantes vómitos que llegaban al albino no le dejaba opción al mafioso más que cargarlo todo.

Una vez en casa, ambos chicos se sentaron a leer, leer y leer, no querían quedarse sin saber nada pues ambos eran inexpertos, y como si lo supieran, más tarde por la noche había llegado Fukuzawa nuevamente a saludarlos, Atsushi tenía permiso de faltar cada que lo necesitase y allí fue cuando hablaron de los vómitos.

- No sé mucho de bebes, pero se de gatos

- Presidente... eso...

- Atsushi, ¿están felices? – pregunto a ambos menores quienes se miraron

- Asustados – dijo el albino

- No sabemos mucho de que hacer – dijo el azabache – pero si, nos queremos

- Eso es lo que importa – dijo el platinado - ¿puedo leer con ustedes? – pregunto y ambos chicos asintieron

Fukuzawa intentaría por todos los medios de evitar que Atsushi se viera en un problema mayor y con ello, la agencia... Aunque nadie capto aquellos ojos que miraban por la ventana de la sala.

...

Atsushi tenía 16 semanas ya y con ello, su vientre había crecido, llegaba a la agencia temprano y si había alguien, Fukuzawa lo ayudaba a esconderse, pero aquel día el albino no tenía ánimos de actuar como un escapista, tenía antojos y mucho sueño, sobre todo sueño, fue hasta el refrigerador donde tomo un bote de helado de menta, se sentó frente al televisor y antes que pudiera comer su segunda cucharada se había quedado dormido.

Etapas - Shin SoukokuWhere stories live. Discover now