Redención // Crossover

Capítulo 3

   Rápidamente encontró su primer aula, el de historia, y una vez que esta se llenó el profesor lo miró con curiosidad.

- Parece que tenemos un alumno nuevo -dijo cuando el silencio dominó el lugar- No me han informado de ello -comentó revisando su lista de alumnos y ante esto, Draco decidió asentir y ponerse de pie.

- Así es, señor -el aludido pareció sorprenderse ante el respeto del, claramente extranjero, alumno- Soy Draco Malfoy, un placer conocerlo -lo pensó un momento y agregó:- a todos.

   El peliplateado se volvió a sentar y después de ofrecerle una amable sonrisa, el profesor comenzó su clase.

   Durante gran parte de la mañana Draco había tratado de prestar atención a sus clases pero siempre terminaba envuelto en sus pensamientos. Volver a ver a tantos alumnos, aunque fuera sin túnicas y sean muggles, le recordaba a Hogwarts. Por más que no siempre hubiera sido muy querido, ese castillo había sido más su hogar que la Malfoy Manor. Sin embargo, al pensar en aquel lugar, su corazón se estrujaba al recordar la noche en que había dejado entrar a los mortífagos. La noche en que Dumbledor murió.

   Cerró los ojos fuertemente por un par de segundos y, para su suerte, el timbre del almuerzo sonó. Sin muchas ganas, tomó sus cosas y salió del aula. Con sus sentidos alerta por si se volvía a encontrar con su mente siendo invadida nuevamente, eligió lo primero que vio para comer, pero fue cuando se dio la vuelta para tomar asiento que vio al grupo de vampiros que lo miraban fijamente desde el final de la sala. Solo con echarles un vistazo los reconoció, de las veces que había luchado y hasta convivido con ellos cuando el Señor Tenebroso aún existía. 

   Se quedó estático y luego, antes de que siquiera fuera consciente de lo que hacía, su cuerpo reaccionó instantáneamente, apoyando su bandeja de comida en la primera mesa que vio y marchándose de allí sin rumbo fijo. Como todos se encontraban en la cafetería, no se cruzó con nadie en el camino pero escuchaba los pasos acelerados de aquellas criaturas que lo acechaban y el terror llenó sus venas.

   Las paredes de su mente comenzaron a ser forzadas y sintió una creciente rabia, que hace años había tenido el disgusto de poseer, dominándolo. Finalmente se metió en la primer habitación que encontró lo suficientemente grande, siendo seguido inmediatamente por el gran grupo de vampiros. Resultó ser la biblioteca, pero el rubio vio de reojo que la encargada no se encontraba por lo que no se preocupó por ello e insonorizó la habitación tan pronto como entraron todos. Para sorpresa del mago, el grupo había llevado una humana consigo. Sin importarle eso, mantuvo una posición defensiva, dispuesto a lanzarles una maldición en cualquier momento, con su varita apuntándoles. 

- Ni un paso más -advirtió, aún temiendo un poco que aquella humana saliera herida. 

   Los Cullen intercambiaron miradas entre ellos, sin saber muy bien qué hacer pero al fin Edward dio un pequeño paso adelante, manteniendo un brazo alrededor de Bella en manera de protección. Estaba por empezar a hablar pero  no resistió  el intentar leer la misteriosa mente de aquel rubio, obteniendo un pequeño grito de frustración como respuesta.

- Quien quiera que sea, deja de forzar mi mente, es inútil -escupió con rabia, pero Edward no hizo más que intentarlo más como respuesta y todos vieron que de la nariz del rubio comenzó a salir una cantidad de sangre que amenazaba con ser crítica si aquello continuaba- Maldita sea, no tengo resistencia -murmuró para sí mismo mientras se secaba la sangre con la manga del brazo derecho, contrario al que sostenía su arma- Jodidos chupasangres -soltó con un profundo odio después de decidir que no le quedaba de otra que utilizar magia para solucionar aquella disputa.

- Edward -lo detuvo Alice, acercándose a él, comunicándole con su mente que aquello no terminaría bien si continuaba. El vampiro dejó de aplicar tanta fuerza contra el rubio y Alice tomó la palabra- No tenemos intención de atacarte, solo queremos hablar contigo.