Capítulo 13

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   De vuelta a la paz en la casa de los Cullen y tras dejar a Draco descansando en el cuarto de huéspedes, la familia se dio el tiempo de analizar aquel encuentro con Jane y Alec. Todos habían concordado en que habían dado una lucha muy pobre, cuanto menos, de lejos el peor de todos. No solo no habían sabido hacerle frente a los vampiros (ellos específicamente  a Alec) sino que no supieron desenvolverse tomando ventaja de sus dones y fortalezas, al igual que formar un equipo competente fue un fracaso. Al final toda responsabilidad terminó recayendo en los hombros del mago; sobre quien todos reconocían, aunque fuera a regañadientes, que había tenido una actuación impresionante tanto por su fortaleza como su actitud. Si bien esta última no fue del agrado de todos, especialmente de Jasper por creerla tonta e innecesaria, había rendido sus frutos y fue suficiente para deshacerse de aquellos hermanos. 

   Las fallas técnicas pesaban sobre Jasper, quien llegó a sentirse como un novato, como si su vasta experiencia en asuntos bélicos se hubiera vuelto un chiste y su única esperanza fuese un mago impulsivo que ni siquiera prefería entrenarse antes de un enfrentamiento. A pesar de aquel sentimiento, en contradicción con el agradecimiento que le tenía, lo impulsó a querer involucrarse más con el susodicho y hacerce cargo de su cuidado. Sin queja alguna se dirigía cada tantas horas a la habitación donde Draco reposaba para asegurarse de que se encontrara bien, además de asistir a Carlisle cuando este se pasaba para controlar la herida de su cuello. Tras varias visitas del médico en las que se aseguró de que estuviese cicatrizando bien, instruyó a su hijo sobre cómo cambiarle las vendas y la periodicidad con la que debía hacerlo.

   Las visitas regulares del vampiro a la habitación de Jasper se volvieron más frecuentes al segundo día, debido a la extraña impaciencia provocada por el largo descanso que estaba tomando. Dejaba de hacer lo que sea que estuviese haciendo, sin importar que fuera, para dirigirse a ver al rubio con un profundo deseo de que ya estuviese despierto. Para desilusión de Jasper, su deseo no se volvió realidad ese día y debió encargarse de asear al mago profundamente dormido. Alice se había encargado de ir de compras, usando a Draco como excusa, y conseguirle más conjuntos de los que en realidad necesitaba para entregarle su favorito a Jasper con una pequeña risita. 

   Tácitamente todos habían declarado al vampiro de cabellos color miel como la niñera del bello durmiente y más rápido de lo que cabía esperarse, los Cullen se habían acostumbrado a su constante preocupación por él. Incluso Alice, que se podía hacer una idea bastante acertada de cómo se sentía su novio, lo apoyaba y alentaba con su creciente atención por el mago, hasta cuando eso interrumpiese su tiempo a solas. Después de todo, ellos tenían una eternidad para estar juntos, se recordaba ella en esos momentos. Con respecto a ese entusiasmo que ella mostraba con el acercamiento de Jasper y Draco, solo le dijo al vampiro que tenía el presentimiento de que podían ser buenos amigos; así, su novio debió conformarse con esa explicación y resignarse a dejarlo pasar.

   Los días transcurrieron de esa forma hasta que, al cuarto, el mago despertó desorientado. Jasper, por su parte, se encontraba sumido en sus pensamientos, recostado junto a Alice en su habitación cuando oyó el ruido proveniente del cuarto de huéspedes. Su cuerpo se movió casi por cuenta propia y salió disparado, dejando a su novia sin pensárselo dos veces mientras ella soltaba una carcajada por sus acciones. No le extraño la reacción de Alice ya que incluso había llegado a apodar al mago como su "bello durmiente" y sugerirle despertarlo con un beso, pero por suerte no era capaz de sonrojarse. Sus insinuaciones lo ponían incómodo aunque eran bromas, pero sí era verdad que se sentía casi feliz de saber que Draco había despertado y no tuvo duda alguna de eso hasta que se encontró en la habitación donde él lo estaba esperando... y apuntándolo, otra vez, con su varita. Inmediatamente el vampiro pensó en lo extraño que se veía el mago vistiendo la ropa que Alice había elegido, pero no se permitió distraerse demasiado con ese asunto. 

Redención // CrossoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora