Capítulo 28.

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(Rafael).

Los hombres de la morgue llegan y pone el cuerpo de Marcelo en una de esas bolsas negras con cremallera. Al momento en que van a cerrar las me voy del lugar, no soportaba ver eso.

Salgo del hospital y siento rabia, pena. Pero sobre todo rabia. Veo una llave francesa grande en el suelo y un auto que está bastante descuidado. No sé por qué lo hice, pero tomo la llave del suelo y la arrojo al parabrisas del auto. No hay nadie al rededor y me siento al lado del auto y solo atraigo mis rodillas hacia mí. Paso un rato así y luego regreso al hospital.

Me voy a un rincón de la sala de espera y me siento. Me quedo viendo el suelo un rato. Una parte de mí no quiere admitir que mi amigo ya murió, pero la realidad es que ya lo hizo.

Alzo la cabeza y veo algo que vuelve todo peor. Veo a Elías. Se me queda viendo con miedo y debería...

Comienzo a retroceder en el tiempo y pienso en que todo comenzó cuando Elías me acosaba constantemente. Si no me hubiera tratado así hasta el punto de colpsar yo no lo habría apuñalado, Marcel no hubiera hecho todo lo que hizo por mí, Damián no me hubiera buscado y no habrían matado a Marcelo.

Él va para el lado de las escaleras y lo sigo.

Al toparme con él me queda viendo nervioso.

-¿Qué haces aquí? -me pregunta.

-Mi amigo acaba de morir -le digo serio.

-Lo lamento -me dice con esa falsa mirada de perro atropellado.

-¿Lo lamentas? Él está muerto por tu culpa -dije alzando la voz.

-Siempre echando la culpa a los demás. Si tu amigo murió no es mi problema y yo no tengo nada ver con eso -me dice con ese maldito tono de superioridad.

Me lanzo sobre él, dejándolo tumbado el suelo.

-Tu me webiaste hasta por respirar, e hiciste colpasar, Marcel me ayudó en todo, pero tu me metiste en una situación que me obligó a escapar y él ahora está muerto -le gritaba tomándolo de los hombros y lo zamarreo.

-¡Ayuda! -grita el infeliz.

Le golpea en la cara pero alguien me toma de los brazos y me impide seguir.

Logro distinguir que son enfermeros los que me sostienen.

-Largo de aquí -me dice un enfermero.

Yo trato de soltarme de los demás enfermeros, pero tienen bastante fuerza.

-Si sigues así te echaré del hospital -dice otro enfermero.

Me suelto de ellos pero esta vez quedo quieto.

-Bien. Vete al infierno -dije a Elías alzando los brazos y me voy de ahí.

Cuando llego otra vez a la sala de espera, Esmeralda me ve con pena y me abraza.

-Lo siento -dije llorando de inmediato.

Nunca lloro, pero por Marcelo vale la pena cada lágrima que dejo caer.

-Tranquilo -dice ella abrazándome-. Ven.

Ella me guía a una habitación que está al otro lado del corredor del hospital.

-Tómate esto -dice Esmeralda entregándome una pastilla.

-¿Qué es? -pregunto.

-Te ayudará a dormir -dice ella.

-No puedo dormir ahora.

-Haz pasaso por mucho en un día, debes descansar. Tómate la pastilla y duerme un poco.

Voy a recuperarte (Homosensual).Where stories live. Discover now