Nuestro inicio [Romione]

1. Una decisión

Primera Parte

-Lizzie, suerte que llegaste.

Ella suspiró y se quitó la capucha de la túnica, mirando a su amante.

Él le sonrió brevemente, y tomó su brazo.

-Nos está esperando.

Lizzie entró al salón oscuro e inmenso. Hacía frío y la humedad volvía el aire pegajoso. No se sorprendió, después de todo, los malditos amigos de Potter seguían buscándolos.

Los ojos de todos estaban clavados en ellos mientras entraban. Se irguió lo más que pudo para demostrarles a aquellos ridículos insulsos que no era ninguna víctima, y que no estaba asustada.

Cuando se acomodaron, una llama verde surgió de la fogata en el centro de la misteriosa caverna.

Un rostro se materializó sobre ella, un rostro conocido, que había servido a la causa mayor durante años y años.

-Bienvenidos.-Dijo con voz seca.-No es momento de andarnos con vueltas.

Lizzie miró una pared de la caverna. Círculos concéntricos de tiza blanca mostraban el recorrido de los malditos aurores del maldito Ministro y sus malditos aliados que los buscaban. Pero no estaba asustada. No ella. Tenía sus propias herramientas para mantenerse lejos de ellos.

-Pongan todos mucha atención.-Dijo la voz, obligándola a alzar la vista.

Ella parpadeó, preparándose para escuchar.

-Es momento de actuar.

-Pero, señor, hemos perdido a muchos compañeros. Potter se ha alzado con la victoria.-Murmuró un mortífago desde el fondo.-Deberíamos...

-¿Retirarnos?-Preguntó la voz.-Jamás. El Señor Tenebroso no lo olvidaría. Por ese motivo, tengo pensado colaborar para traerlo de vuelta a la vida. Mi hijo ha prometido ser el primero en colaborar, y ha logrado que un aliado se encuentre bien colocado dentro del Ministerio.

Su amante le apretó la mano.

-Soy yo.-Murmuró sonriéndole.

Lizzie no le sonrió. Cuando quería, James podía resultarle irritante. En ese momento no estaba para bromas.

-Dejaremos que la cosa se enfríe unos meses.-Prosiguió la voz verde.-El infiltrado seguirá órdenes de mi hijo, que está a salvo, lejos de aquí. Yo esperaré a que me arresten. Deberían todos hacer lo mismo. Salir a la luz. Dejarse ver. Mostrar que nos hemos rendido.

Los mortífagos protestaron.

-Entonces, cuando nadie lo espere, cuando menos se lo esperen...-Siguió ásperamente la voz.-El Señor Tenebroso regresará. Y entonces ni cinco millones de Harry Potter podrán detenerlo. Ganaremos esta vez. Y será la victoria definitiva.

El murmullo se expandió por la multitud. Nadie estaba muy seguro.

-Piensen en ello. Seguiremos en contacto. Ahora debo irme.-Prometió Lucius Malfoy, antes de desaparecer.

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Hermione recorrió su habitación con un suspiro. Observó atentamente los libros que había dejado sobre su biblioteca, abrió los cajones de su escritorio para verificar que todos sus pergaminos estuvieran allí, pasó un dedo sobre su baúl abandonado a principios del año anterior y bajó luego las escaleras.

Crookshanks estaba en casa de vaya a saberse qué amigos de sus padres. Cuando ellos volvieran y se lo dijeran, podría ir a buscarlo.

Hasta entonces, suspiró al ver el desorden y la suciedad, y decidió que el silencio era demasiado aturdidor para seguir allí. Además, había alguien que la necesitaba en otra parte, alguien con el corazón completamente solo que necesitaba su amor.