Capítulo 10: "¿Qué haces aquí?"

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Capítulo 10

"¿Qué haces aquí?"

Shannon:

   En verdad había sido más que un resfriado común. Por eso mi malestar. Y el hecho que me quedara en cama al día siguiente. Algo que me hizo a mí misma admitir el motivo de porque odiaba estar enferma.


   Amanda antes de salir me había preguntado una vez más si estaba segura de que era buena idea de que ella fuese a clase y me déjame sola. Se encontraba preocupada al verme en cama por aquel resfriado, por lo que había tenido que decirle una vez más que se fuese tranquila. Sin yo saber que ese día tampoco iba a ser un perfecto día para mí. Después que ella se marchó, me recosté en la cama de nuevo. Quería seguir acostada después de tomar una ducha fresca y comer algo. No sé cuánto tiempo estuve así, acostada y dejando pasar el día, hasta que alguien tocó a mi puerta. A duras pena tuve que ponerme de pie, pensando que era Amanda y que se le había quedado las llaves. Caminé hacia la puerta y me encontré con Edward, allí, recostado de la pared, esperando a que yo abriera.


— ¿Qué haces aquí?— le pregunté sorprendida, mientras él se colocaba en frente de mí y yo tocía.

— Vi a tu compañera de habitación y me informó que estabas enferma.

— ¿A qué has venido?— dije sin ocultar mí disgusto.

— Sólo he venido a ver cómo seguías... Y a traerte lo que hemos visto hoy.

—  Entonces, gracias, pero puedes irte por donde viniste.  Si quería estar al día, habría podido llamar a algún compañero de clases y te juro que no sería a ti.— volví a toser, en verdad si que me sentía fatal.

— Cómo quieras...

Edward:

   ¿Qué hacer cuando se está con alguien que no se quiere?, era lo que podía sentir que ella pensaba, al soportar mi presencia. Ella era un muro intraspasable. Podía escudarse tras aquella verdad. 


— Bien...— dijo antes de cerrar la puerta en mis narices.


   La vi cerrar la puerta, sin inmutarse en lo más mínimo, haciéndome ver que podía tragarme mi propia prepotencia y orgullosa actitud. Sin permitirme  conocer quien era realmente  Shannon Abad.


  Sonreí con arrogancia, tocando de nuevo a su puerta para provocarla, sabiendo que ella no me abriría. Pero me agradaba sacarla de sus casillas. 


  Nada podía hacerme cambiar mi punto de vista. Quería que ella fuera para mí.


   Era de los que pensaba que la vida es una montaña rusa. Solo tenemos que montarnos en ella y nada más... No era de aquellos que tomase la vida en serio realmente. Y eso me haría aprender una dura lección que pagaría con creces tiempo después.


— ¿Entonces?

— ¿Entonces, qué?— le respondí con la misma actitud a Simon al verlo en el pasillo que daba hacia mi habitación.

— ¿Qué tal tu visita a Shannon?

— Positiva... No he desperdiciado mi tiempo en vano...— comenté y seguí mi camino.


  Mi ego de siempre tener lo que quería, me cegaba tantas veces. Y una de esas ocasiones sería esa. Sin darme cuenta en que juego peligroso me metía.


—Ya quita esa cara..._ le había expresado Amanda a Shannon al regresar a aquella habitación.

— Es que realmente no puedo creer que hayan personas tan insoportable como ese susodicho...

— Bueno... Al menos no te delató como la chica que chocó con él, el primer día de clases... ¿Te imaginas si lo hubiese hecho público?—  dijo graciosamente.

— Ni me lo recuerdes... Es tan... Tan insoportable y tan creído...Como si el mundo le perteneciese... Además, fue él quien chocó conmigo... No yo con él.

—Ya te lo dije... Es un chico popular y te convertiste en su mayor reto...

—  ¡Muy graciosa tu acotación!...


    Inconscientemente, pero determinado, me había figurado tantas ideas en mi cabeza antes de saber la verdad. Celebrando la gloria antes de tenerla... Había construido mi propio abismo, en el cual iría cayendo lentamente en él. Por egocéntrico. Por tonto. Y por ciego...


  En la cabeza solo tenía un simple e ilógico pensamiento. No darme por vencido. Ella se me había metido en la cabeza. Y un "No quiero conocerte" no estaba en mis planes de vida.


   Y una mañana...


— Tienes una cara..._le había dicho Amanda, al encontrarse con ella en el cafetín de la universidad.

—  ¿Qué otra podría tener?

—  No estás de buen humor, ya veo... Déjame adivinar el por qué...— dijo graciosamente al sentarse con ella.

—   Y es mejor que ni me lo nombres... Está peor que mi sombra. Y sé que lo hace con el fin de acabar con mi paciencia.


    Amanda sonrió.


—  Nada nuevo que ninguna de las dos hayamos sabido antes... ¡Qué malo que sea amigo de ese chico sexy llamado Simon!

Si Sólo TúWhere stories live. Discover now